La complejidad estética de la secuencia del clímax y los efectos digitales toman protagonismo y nos hacen olvidar el genial punto de partida con el que se nos presentaba a los dos protagonistas. La guerra de sexos que es en el fondo el tema de la película pierde la gracia cuando se materializa en una batalla real. No es una mala película y, desde luego, es entretenida. El problema es que el desarrollo y el final de la historia no cumplen con las altas expectativas que crea en su arranque. Una pena.
Ridicula, insulsa y deprimente. Va a peor por momentos, y el climax de la idiotez se nota cuando las brujas comienzan a trpar de forma absurda y terriblemente mal hecha por las paredes. El actor que hace de hermano encerrado es el único que se salva.
Una gamberrada que merece na pena ver si quieres pasar un rato entretenido y reírte un poco. Una pena la parte final y no aprovechar mejor la localización.
Me ha encantado el reparto. Carmen Maura es maravillosa, y Terele Páez. Son deliciosas las amachus también. Me ha encantado Mario casas, por franja de edad, me excluyo de sus fans, pero hace un papel de flipadete que se me saltaron las lágrimas. Me ha gustado mucho, muy entretenida.
No sé, tal vez es que no soy una buena crítica, pero la película (exceptuando algunos toques del papel de Mario Casas) me parece un despropósito total, me ha parecido mala no, lo que viene después, no se la recomiendo a nadie. Un horror (nunca mejor dicho) de película.
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3,0
Publicada el 6 de octubre de 2013
Vuelve Álex de la Iglesia al ataque, recordando -aunque no mejorando- tiempos pasados más venideros y haciéndole flaco favor a la cultura aquelarre de su querida tierra vasca; la mujer como objetivo de sus embestidas, centro único del mal y latifundio a evitar en busca de la felicidad. Excepto algunas frases memorables -y pronunciadas inesperadamente para más disfrute del espectador- y el esfuerzo masivo de sus tres protagonistas -dejemos de lado el penoso papel de Carolina Bang y la no-mejor-actuación de Carmen Maura quien, a cambio, podrá consolarse con el homenaje recibido en San Sebastián- al relato le cuesta arrancar, la historia tarda lo suyo en captar al espectador pues su falta de solidez y firmeza es evidente desde el primer minuto; también es verdad que, una vez llegada la explosión de caos y desmadre que todos buscamos, locura incontrolable, estampida sin sentido, bombazo impactante seña del director, ésta -para sufrimiento del asistente- se le va completamente de las manos ofreciendo, como alternativa a no saber rematar con coherencia dicho barullo indescifrable, un final soso y apagado que ofende, violenta y sabe a poco. Sales conformado, complacido de su visionado, recordando lo bueno, obviando sus flaquezas pero..., lo haces más por añoranza a anteriores películas del susodicho director -por el cual tienes respeto- que por lo realmente ofrecido; es el problema -o las ventajas- de una dilatada carrera y las injustas -o merecidas- comparaciones a un pasado mejor elaborado.