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    Philomena
    Críticas
    2,5
    Regular
    Philomena

    Esta (no) es otra historia de interés humano

    por Eulàlia Iglesias

    A Martin (Steve Coogan), un asesor político caído en desgracia, la editora de una revista le ofrece escribir sobre historias de interés humano. Primero declina con desprecio. Pero acaba aceptando el encargo: acompañará a una enfermera irlandesa en busca de su hijo perdido. Philomena (Judi Dench) fue una joven madre soltera a quien las monjas que la acogían, las hermanas de la Magdalena, robaron el hijo  para venderlo a una familia estadounidense. Martin va reconstruyendo el caso junto a la interesada, en un viaje que les lleva desde el convento donde estuvo retenida  hasta Estados Unidos.

    Philomena se basa en una historia real para sacar a la palestra el robo de niños por parte de instituciones religiosas que se aprovechaban de la indefensión de madres pobres y/o solteras. La perfecta historia de interés humano. Steve Coogan ha coescrito el guión junto a Jeff Pope y se ha confeccionado un personaje a medida. Martin se presenta como el típico hombre de mediana edad educado en Oxford, ateo y con propensión a la ironía. El contrapunto perfecto para Philomena, una mujer madura libre de todo cinismo que lee novelas románticas baratas. Y católica practicante a pesar de todo. Un dechado de ingenuidad para emocionar al gran público. La relación entre ambos se va a desarrollar por los cauces previstos en este tipo de dramas. El a priori arrogante Martin se va ablandando ante el sentido común y la madurez emocional de esta mujer que debe asumir alguna verdad muy dura sobre el hijo que le arrebataron.

    Stephen Frears se acoge al manual del drama de apariencia contenida pero destinado a conmover a un gran número de espectadores. Explota de forma sutil una tragedia individual que le sirve para denunciar una ignominia colectiva. Mientras el personaje de Philomena mantiene cierta dignidad, Frears aplica la brocha gorda a la hora de dibujar el resto de personajes, desde la monja-bruja que suelta un discurso final para garantizar la indignación del espectador hasta la editora carroñera contra la que Martin se posiciona moralmente.

    Porque, con la lección aprendida, Martin se pelea con su jefa. Lleno de dignidad se niega a convertir la vida de Philomena en otra historia de interés humano. Unos escrúpulos que no han sentido ni Stephen Frears, ni sus guionistas al desarrollar la película.

    A favor: Judi Dench, otorgando solidez a un personaje que podría haber caído en la caricatura.

    En contra: Alexander Desplat, otra vez, ¡no!

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