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    Hijo de Caín
    Críticas
    2,5
    Regular
    Hijo de Caín

    Mentes privilegiadas

    por Quim Casas

    Quizás el principal problema de 'Hijo de Caín', debut en formato largo de su director, Jesús Monllaó Plana, sea que no acaba de crear la tensión y la inquietud necesarias que una historia como la narrada demanda. Una familia burguesa, un padre absorbido por su trabajo de ejecutivo, una madre paciente, una niña que puede ser víctima de abusos y un hijo adolescente de mirada torva y sonrisa perversa que, entre otras cosas, pone a cocerse a fuego lento el pez que le ha regalado su padre dentro de la misma pecera de cristal.

    Entra en juego un siquiatra y se establece la tradicional partida de ajedrez entre dos mentes privilegiadas que saben controlar y dominar sus impulsos y utilizar de manera distinta la estrategia. Y lo del ajedrez no es ninguna metáfora, ya que el juego con los reyes, reinas, torres, caballos, alfiles y peones tiene un papel determinante en el desarrollo de la trama: el final acontece durante un concurso de ajedrez y la rivalidad frente al tablero blanquinegro motiva no pocas de las cosas que ocurren en el desenlace.

    Pero lo dicho, al filme le falta esa turbiedad que es patrimonio del thriller sicológico. Monllaó filma bien los espacios que transitan sus personajes, especialmente la holgada, lujosa, limpia –algo aséptica también– y luminosa casa de la familia, y diseña convincentemente las relaciones entre los personajes principales, aunque recurra a engarces algo forzados como la aventura amorosa que en el pasado mantuvieron el siquiatra y la madre del adolescente problemático. Lo que le falta en 'Hijo de Caín' es una atmósfera más turbadora, un intento de abordar frontalmente el pánico mental que se deduce de las actitudes del muchacho, esa fractura tan visible, sobre el papel, entre la realidad y el propio mundo que el chico se ha creado y que origina todos y cada uno de los conflictos hasta el trueque final con lo esperado.

    A favor: la manera de filmar los espacios, el trabajo actoral, una cierta pausa.

    En contra: es menos inquietante y turbia de lo requerido y esperado.

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