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    Dando la nota: Aún más alto
    Críticas
    3,5
    Buena
    Dando la nota: Aún más alto

    Una vez más, con aca-sentimiento

    por Daniel de Partearroyo

    Elizabeth Banks tuvo su primer papel de relevancia en el cine dentro de Wet Hot American Summer (2001), la comedia de culto de David Wain que funciona como portentosa foto generacional de quienes serían las estrellas del humor los años siguientes (Paul Rudd, Amy Poehler, Molly Shannon, Bradley Cooper...) mientras lleva al límite del absurdo los habituales resortes del cine de campamentos juveniles. Si desde ahí saltamos hasta 2012, tiene sentido que la actriz empezara su asentamiento como productora con Dando la nota, una estupenda sátira del género teen a través de las competiciones de canto a capela que se convirtió en inesperado éxito popular; más sentido aún, que debute en la dirección de largometrajes con su secuela. Banks y la guionista Kay Cannon (uno de los grandes talentos procedentes de ese triunfo cómico que fue la serie Rockefeller Plaza) han encontrado en el chocante submundo de los grupos a capela el mejor cristal deformante a través del que mirar el universo estudiantil combinando la rareza de unos personajes pasados de vueltas (del torbellino australiano de Rebel Wilson al non sequitur desasosegante de Hana Mae Lee) con cariño genuino a su esfuerzo y reapropiación bucal de éxitos del pop.

    En varios momentos de Dando la nota - Aún más alto, las Barden Bellas son criticadas por añadir demasiada pirotecnia y elementos externos a sus actuaciones, como si la propia película fuera consciente de los riesgos hiperbólicos inherentes a toda secuela en el Hollywood actual. Buscando remedio, y puede que con el propósito de no caer en la automática repetición de elementos, la vía argumental principal que lleva al grupo de amigas a defender su honor representando a EE UU en el campeonato mundial de canto a capela se llena de subtramas centradas en sus propias aspiraciones vitales, sobre todo en el caso de Beca (Anna Kendrick, totalmente amoldada al personaje que define esta primera etapa de su prometedora carrera) tras comenzar una beca en una productora musical. La vida (adulta) fuera del grupo y de la universidad reclama su atención y, de repente, parece que lo de menos sea derrotar a la implacable formación alemana Das Sound Machine y sus shows de imaginería Kraftwerk; cuyos intercambios verbales con las protagonistas están a un nivel arquitectónico de humillación y lenguaje del desprecio digno de tesis doctoral.

    Esa tensión argumental hace que la emoción de la competición se resienta, pero a cambio obtenemos más momentos para compartir tiempo con un reparto coral de personajes en cuya efectividad humorística las responsables de la película tienen confianza plena. Y con razón; puede que dentro de unos años hablemos de Dando la nota con la misma reverencia de cantera encapsulada que hoy tenemos hacia Wet Hot American Summer. La incorporación de Hailee Steinfeld aporta templanza y visión de futuro, como el resto de novedades (fenomenal cada aparición de Keegan-Michael Kay como el jefe de Beca) que la película defiende con mucha más comodidad que cuando intenta recrear escenas exitosas del pasado y acaba atascada en su propia inercia (el nuevo cara a cara de improvisaciones, dilatadísimo). El emocionante final lo deja claro: se acabó lo de quedarse en la remezcla; llega el momento de defender la originalidad propia. Dando la nota tiene ante sí el camino para reafirmarse en una próxima entrega que desde ya esperamos.

    A favor: Elizabeth Banks y John Michael Higgins como insuperables comentaristas en directo.

    En contra: A pesar del esfuerzo empleado, la pérdida de frescura.

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