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    Encierro. Bull Running In Pamplona
    Críticas
    2,5
    Regular
    Encierro. Bull Running In Pamplona

    La tentación de la épica

    por Carlos Reviriego

    Partamos de la evidencia y despejemos algunas incógnitas y expectativas. Si no fuera por el supuesto cebo comercial del 3D (que los resultados de taquilla desmienten una y otra vez), este documental no hubiera escalado a las pantallas cinematográficas. Su destino natural es la televisión, pues de hecho su estructura y su lenguaje son completamente paratelevisivos: historia "ilustrada" de los encierros de San Fermín, cabezas parlantes de ocho corredores veteranos dando testimonio de sus experiencias a modo de hilo conductor, instantáneas y vídeos rescatados de varios archivos, incluso una molesta voz en off que aparece y desaparece sin mucha coherencia interna respecto al relato. Una vez asumido esto, ya sabemos lo que podemos esperar. Y entre las expectativas no cabe, por ejemplo, una verdadera experiencia inmersiva en el drama y el espectáculo del encierro, que hubiera dado lugar a un filme más experimental, menos convencional. Algo así como lo que hicieron los video-artistas Douglas Gordon y Philippe Parreno en 'Zidane, un portrait du 21e siècle' (2006), colocando múltiples cámaras en diversos puntos del estadio que escrutaban en tiempo real todos los gestos y movimientos de Zidane durante un partido de fútbol. Una idea simple y audaz con resultados memorables.

    Pero evidentemente no hay que juzgar una película por lo que esperamos de ella, sino por lo que es. La gran baza de 'Encierro 3D', en efecto, es la estereoscopía y el punto de vista, y bien es cierto que el despliegue tecnológico tiene algo de insólito. Nunca se había suspendido una cámara de Alta Velocidad 3D a lo largo de la calle Estafeta (casi trescientos metros) para seguir la manada de toros y corredores. Nunca se había intentado dotar de un sentido cinemático a la filmación de un encierro, que no en vano goza de una cobertura televisiva muy profesional, vista todos los años por millones de televidentes. Lo que genera más dudas es si efectivamente ese esfuerzo de producción ha obtenido los resultados prometidos o esperados. En verdad, la tensión de 'Encierro 3D' la genera su estructura narrativa más que el impacto de las imágenes estereoscópicas. Los momentos más accidentados del encierro, las cogidas y cornadas, pertenecen a imágenes de archivo que, obviamente, no se han rodado originalmente en 3D, sino que se han hinchado en la posproducción, y la distancia entre la naturaleza de unas y otras imágenes es bien manifiesta. Las breves secuencias del encierro, tomadas desde el punto de vista de un fotógrafo local, que Sergio Oksman incluyó en su magnífico cortometraje 'Apuntes sobre el otro' (2009), alcanzan de hecho mayores cotas de tensión.

    La factura visual y el tratamiento narrativo de 'Encierro 3D' rebosan profesionalidad y solvencia, pero en su búsqueda casi desesperada de la épica se inclina hacia el énfasis, el ruido, el volumen sonoro de efectos y música, la concepción bombástica del montaje. La primera parte del film, probablemente la más interesante, en la que se trazan las coordenadas humanas de la película –quiénes son los corredores y cuáles son sus motivaciones–, tiene como fin generar un suspense y una sensación de riesgo que luego su segundo bloque –el encierro en sí, con el desmenuzamiento de los distintos tramos de la carrera– no logra contrarrestar. Echamos en falta una mayor profundización en el retrato humano, en las claves psicológicas y en la creación de una atmósfera de miedo y peligro, una mayor vocación observacional en detrimento de la pulsión didáctica. La fascinación de los responsables ante el ritual de los encierros es más que evidente –en un film que decide obviar por completo todas las controversias a su alrededor–, y en determinado punto, cuando todo ha sido contado, esta fascinación, casi sacralización de la fiesta, se desliza hacia la anécdota, en la que no falta, por supuesto, el "momento Hemingway". El filme entusiasmará seguramente a aficionados y amantes, aunque no les revele nada nuevo, y su vocación comercial parece destinada a ese público extranjero seducido por el exotismo, la belleza, la bestialidad o el primitivismo de las fiestas. El misterio, sin embargo, permanece inalterable.

    A favor: La profesionalidad y solidez de la propuesta.

    En contra: El 3D es solo apariencia, exhibicionismo tecnológico sin sustancia poética.

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