Crítica de SensaCine.com para Un Dios prohibido: Clase de historia anquilosada

A pesar de tantas y tantas películas que se han hecho en torno a la Guerra Civil, el cine español no ha sabido encontrar un punto medio de imparcialidad en sus ficciones. En realidad los bandos siguen estando bien definidos y la posición de los cineastas parece querer dejar siempre bien subrayadas las cosas para que no exista ningún tipo de duda ideológica con respecto a lo que se pretende narrar.

En esta ocasión el punto de vista lo marca la orden eclesiástica que ha producido la película, la de los claretianos, que ha pretendido rescatar muy loablemente un episodio acontecido durante la contienda en el que fueron asesinados y martirizados 51 miembros entre los que se encontraban sacerdotes, hermanos y seminaristas. El enfoque es inevitablemente partidista, no necesariamente panfletario, pero sí de una ingenuidad aplastante. Si no, a pesar de que la historia parece estar documentada a partir de unos textos escritor por los propios religiosos durante su cautiverio, no se explicarían ciertas licencias narrativas para subrayar a toda costa el espíritu inquebrantable en el ánimo de todos y cada uno de los cautivos.

'Un Dios prohibido' es una película histórica con factura de telefilm que se alarga durante más de dos horas en las que prácticamente no pasa nada. Morosa, lenta, no consigue despertar el interés del espectador a través de los personajes o de las historias que podrían establecerse entre ellos, siempre basadas en los clichés más sonrojantes (la miliciana que se enamora de un sacerdote y este la rechaza porque "está casado con Dios", el miliciano sádico, el más comprensivo… mientras que todos y cada uno de los religiosos parecen estar tocados por el don de la virtud más absoluta…). No hay profundidad en las reflexiones, no hay aristas, solo una planicie yerma llena de retórica religiosa vacía que parece querer calar en el espectador que en principio esté dispuesto a dejarse llevar por este relato lastrado por el maniqueísmo y, sobre todo, por el nulo carisma cinematográfico.

A favor: Que se hagan películas desde todas las perspectivas.

En contra: Que si se hacen, se hagan bien.