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    X-Men: Apocalipsis
    Críticas
    3,5
    Buena
    X-Men: Apocalipsis

    Superhéroes de barrio

    por Xavi Sánchez Pons

    Hace apenas dos años Bryan Singer recuperó el mojo volviendo a casa. X-Men: Días del futuro pasado nos devolvía la mejor versión del neoyorquino fuera del territorio indie de Sospechosos habituales; esa que mezcla con naturalidad cine espectáculo y unos personajes y conflictos dramáticos bien perfilados. Superman Returns (El regreso), Valkiria y Jack el caza gigantes no fue una tríada del todo fallida, pero si algo decepcionante. Lo pudo hacer mejor, y echamos de menos su buena mano a la hora de prestigiar el blockbuster más allá del simple traje de artesano. Ahora, tras su vuelta al mundo mutante (suyas fueron las dos primeras y estupendas adaptaciones del cómic), Singer confirma que sigue enchufado con X-Men: Apocalipsis; un divertimento sci-fi de aventuras lleno de guiños pop que se convierte por méritos propios en la entrada más festiva de la saga.

    Vayamos al grano: X-Men: Apocalipsis está desprovista de los matices geopolíticos de sus antecesoras –aquí la era Reagan y la Guerra Fría ni tan solo son un mcguffin que enriquezca la acción, y los vaivenes emocionales de los protagonistas no son novedosos y a veces pecan de estar subrayados –la furia vengativa de Magneto, la figura heroica de Mística, el rechazo social a los mutantes. Ahora bien, esa relajación argumental tiene un sentido: ofrecer una buena ración de cine palomitero que sacrifica la profundidad en beneficio de la diversión, la sobriedad por detalles de puesta en escena gamberros, y la solemnidad por un espíritu de cine de barrio de alto presupuesto súper-disfrutable.

    Esta nueva precuela de X-Men, que sigue la línea temporal iniciada en X-Men: Primera generación, tiene un villano cercano al cine de terror que parece salido de WishmasterOscar Isaac como Apocalipsis, el primer mutante de la historia, aprueba con nota-; presenta a Magneto trabajando en una fundición a lo Jennifer Beals en Flashdance; apela con éxito al sentido de la maravilla más absoluto con un prólogo prodigioso y un desenlace en el que John Dykstra se homenajea a si mismo citando el clímax final de Lifeforce - Fuerza vital; introduce con éxito las versiones adolescentes/juveniles de Cíclope, Jane Grey, el nuevo Quicksilver/Mercurio (ojo, Evan Peters protagoniza la escena más verbenera del filme al ritmo del "Sweet Dreams" de Eurythmics), Rondador Nocturno y Tormenta; descubre un nuevo mito erótico en Olivia Munn y su Mariposa Mental; traza un paralelismo entre la deidades clásicas del olimpo y los superhéroes que en lo estético recuerda al Luigi Cozzi de El desafío de Hércules; ofrece un cameo a Ally Sheedy en un claro guiño a John Hughes y a los Juegos de guerra de John Badham; y presenta una escena loquísima en la que aparece un Lobezno desatado. Vamos, motivos suficientes para subirse a la montaña rusa que propone X-Men: Apocalipsis.

    A favor: su espectacular prólogo ambientado en el Egipto clásico.

    En contra: los conflictos dramáticos de los personajes son demasiado esquemáticos

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