Crítica de SensaCine.com para Aliados: Amar en tiempos de guerra

Muchas cosas son las que hay que celebrar de la nueva película de Robert Zemeckis. Primero, la vuelta que supone a los relatos de ficción originales, tras la algo descafeinada El desafío. The Walk. Esta vez con guion del todopoderoso Steven Knight (creador de la serie Peaky Blinders). Segundo, por una pareja de actores protagonistas Brad Pitt y Marion Cotillard (¿alguien dijo Humphrey Bogart y Ingrid Bergman?, que destilan el glamur del Hollywood clásico. Tercero, porque los guiños a los años dorados de Hollywood también están presentes en la historia y en look de Aliados; una mezcla bien equilibrada de espionaje, melodrama y suspense, de aspecto demodé y puesta en escena clásica, que nos retrotrae al Michael Curtiz de Casablanca (no es casualidad que la acción se inicie en esa misma ciudad. Por cierto, recreada durante el rodaje en la isla de Gran Canaria). Y cuarto, por esas pinceladas modernas que enriquecen esta película de época ambientada en la Segunda Guerra Mundial: el uso recreativo y en algunos casos, militar, de la drogas, la libertad sexual de algunos de sus protagonistas (la pareja de lesbianas que pasean su amor en público en un Londres bombardeado), o la violencia cruda de la primera escaramuza como agentes secretos de Pitt y Cotillard.

Aliados es, en esencia, un melodrama vintage sobre lo difícil que es mantener una vida normal en tiempos de guerra para todos aquellos que, de alguna manera, están relacionados con el estamento militar. El conflicto bélico como obstáculo a la posibilidad de enamorarse y formar una familia. Una realidad que solo proporciona alegrías pasajeras antes de que se imponga la tragedia. En ese aspecto, no es descabellado pensar en el Douglas Sirk Tiempo de amar, tiempo de morir, ya que comparte con ella ese punto estoico, fatalista y sacrificado que tan bien manejaba el director alemán. Eso sí, Zemeckis es perro viejo, y consciente de que un melodrama clásico en 2016 puede resultar algo aburrido, convierte el último tramo de la película en un trasunto de Sospecha y Encadenados de Alfred Hitchcock, subiendo el interés de la función, y, de paso, mostrando su faceta más juguetona. La misma que utilizó en su otro homenaje hitchcockiano: Lo que la verdad esconde. Aliados también es una carta de amor hacia el género bélico situado en la Segunda Guerra Mundial: aquí aparecen avionetas de la RAF, la resistencia francesa, nazis que hacen demasiadas preguntas, y refugios antiaéreos.

En resumen, Aliados es un artefacto ajeno a la moda, chapado a la antigua pero con retranca, en el que Zemeckis vuelve a demostrar su pericia a la hora de contar historias con un acabado formal exquisito.

A favor: el suspense a lo Hitchcock y su elegante desenlace

En contra: su mezcla entre modernidad y tradición puede llegar a despistar