Las escenas en prisión contenían muchos reclusos reales que interpretaban un papel.
Por algún motivo, la directora de O.G., Madeleine Sackler, tenía la necesidad de realizar proyectos que tuvieran que ver con prisiones. Además de la citada película, Sackler rodó en el mismo año el documental It’s a Hard Truth Ain’t It.
Tanto O.G. como It's A Hard Truth Ain't It se estrenaron en el Festival de Tribeca.