Hay que zurrar a los pobres

En la Pensión Ezequiel nos encontraremos con universo particular y marginal con alta cuotas de vulgaridad: Gervasio y Fabiola, los protagonistas de esta historia, viven esforzándose por mejorar sus prácticas muy profesionales de ritos sexuales en directo que hacen durante un espectáculo nocturno; Khouma, un pluriempleado chico negro de Mauritana vende colgantes falsos durante el día, y sueños húmedos durante la noche; Arcadio es un dibujante de mapas marítimos donde crea de mares embravecidos y sueños adolescentes; Virginia, colecciona cartas selladas; Delfin es un enemigo declarado de las prácticas pecaminosas y Ana, la última en llegar a la Pensión, es una perturbada adolescente sin rumbo fijo. A todos ellos vigilará Ezequiel, quien con su muerte abrirá las puertas de la caja de pandora.