Alboroto tiene claro qué es lo que quiere hacer en la vida: nada. Pero no tiene una tía con un piso que no usa, como Juan Carlos, un chaval regordete y responsable que se pierde por las pelis porno y por su inquilina, Lucía. Lo malo es que el ambiente de la casa no es el ideal para enamorar a una chica. Ni las serenatas de James, un músico ...