Hay un asesino suelto que acaba con sus víctimas de manera improvisa, cuando estos están totalmente distraídos. Le da igual que estén solos o en medio de la calle, rodeados de testigos que podrían identificarlo. A menudo el criminal graba sus asesinatos y se los enseña más tarde a un niño que, asombrado, alaba las astucias del homicida. ...