Anna Ecklund es una feligresa de buenos modales que, de pronto, tiene un comportamiento muy violento contra las imágenes religiosas. Aconsejado por un sacerdote y un investigador del Vaticano, su marido se ve obligado a ingresar a su mujer en un convento local al percatarse de que ha sido poseída por una entidad maligna y es necesario hacerle un exorcismo.