En la década de 1970, en el pequeño pueblo costero de Guncheon, había Haenyeos, mujeres que buceaban sin equipo. Dos de ellas se dedicaban a recoger mariscos para sobrevivir, pero todo cambió cuando la contaminación acabó con la pesca. Entregadas ahora al contrabando, la aldea donde viven se ha convertido en un nido de buscavidas y delincuentes.