Y no tiene que ver con su faceta como actor, sino como compositor de música clásica. André Rieu le permitió ver hecho realidad algo con lo que soñaba desde hacía tiempo
Anthony Hopkins, con sus 88 años y sus 157 créditos como actor, es una de las grandes estrellas de Hollywood. Entre sus grandes papeles se encuentra el de Hannibal Lecter en la película de culto El silencio de los corderos o el de Odin en Thor, el padre del Dios del Trueno y su hermano Loki. Además, ha ganado dos Oscar por su trabajo como Hannibal y en el drama psicológico El padre (2020), entre otros tantos reconocimientos que ha tenido todos estos años.
Lo que quizás no sabías es que Anthony Hopkins es un apasionado de la música y que ha llegado a componer alguna pieza él mismo. A los 26 años creó 'And the Waltz Goes On', una pieza de música clásica que se quedó en un cajón durante cinco largas décadas hasta que pudo cumplir su sueño de escucharla en vivo. Hopkins pidió al violinista y director de orquesta André Rieu que la llevara a escena y él respondió. En 2011, Hopkins pudo escuchar su composición en un concierto de Viena y, por supuesto, se emocionó.
Rieu presenta así la pieza del actor en la descripción del vídeo: "André Rieu quedó tan entusiasmado con la obra que inmediatamente puso en marcha los planes para grabarla, conmoviendo, según se dice, hasta las lágrimas a la esposa de Hopkins durante la primera interpretación".
La historia de cómo llegó a presenciar a un director de orquesta en vivo y en directo es muy bonita. "Años después, estaba viendo un concierto de André por televisión y le dije a mi esposa: 'Me encantaría que tocaran ese vals en Viena'. Tiempo después, André me llamó y me dijo: 'Tengo tu vals'. Le pregunté: '¿Qué?'. Me respondió: 'Lo acabo de interpretar con mi orquesta en un ensayo'. No lo sabía, pero mi esposa le había enviado la partitura", escribió el actor en un reportaje de The Independent.
"Así que en abril de 2011 volé a Maastricht y fui a su casa, donde puso la grabación; me pareció preciosa. También le puso ese nombre a su álbum. Me sentí honrado cuando la llevamos a Viena, a uno de los palacios, y después hice una reverencia. ¿Lloré? No me emociono con ese tipo de cosas. En Hollywood, la gente puede llorar por cualquier cosa, pero yo no soy así", continuó.