Robert Zemeckis se imaginó que hace diez años tendríamos monopatines voladores, un tiburón gigante saliendo de un cine, zapatillas que se atan solas... y no necesitaríamos en absoluto los microondas
Robert Zemeckis no quería hacer una secuela de Regreso al Futuro pese a su final abierto, pero cuando todo el mundo decidió que quería hacerla, no le quedó otra que escribir el guion junto con Bob Gale... y eso incluía un problema de base: ¿Cómo representar el futuro de una manera distinta a lo que estamos acostumbrados? La solución les llegó rápidamente: no podían permitirse una distopía donde la tecnología fuera la enemiga, porque ya se había visto antes. Sin embargo, lo que era prácticamente inédito era un futuro feliz alejado del 1984 de George Orwell. Y, como sabemos ahora, fueron a ello totalmente.
Donde vamos no necesitamos microondas
Curiosamente, para mostrar el futuro ni siquiera intentaron hacer grandes invenciones, sino pequeñas cosas, como el tiburón que sale del cine para promocionar Tiburón 19. Esta fue la primera prueba que les enviaron desde ILM, y obviamente estaba sin refinar, pero les gustó tanto el ambiente un poco cutre que daba (pese a ser el futurístico, ejem, 2015) que lo terminaron prefiriendo a cualquier otra versión posterior.
En Regreso al Futuro II hay tantos detalles que es imposible acabárselos. Por ejemplo, en casa de los McFly, donde básicamente comen alimentos rehidratados (bueno, pizza rehidratada), el microondas ya no sirve para nada y, si te fijas bien... ¡Lo utilizan como un compartimento de la cocina más!
Aunque en 1989 las secuelas estaban muy mal consideradas y se consideraban normalmente carne de VHS, Regreso al Futuro II fue un exitazo en taquilla que continuó con Regreso al Futuro III, rodada al mismo tiempo. Y sí, no eres el único que se pregunta por qué no hicieron nunca Regreso al Futuro IV. Para una franquicia buena que teníamos...