Las fronteras entre realidad y ficción se hacen muy difusas en el universo de los hermanos Caballero, ¡y más cuando no paran de meter referencias a la vida real en sus guiones"
Poco imaginaba Santiago Ramos que, después de casi 30 años dedicado a la profesión de actor (de hecho, llegó a dejar la carrera de derecho para perseguir su sueño), su papel más exitoso iba a llegarle en 2004, cuando se incorporó a la temporada 2 de Aquí no hay quien viva. Andrés Guerra quedó un poco opacado por el desarrollo de su mujer en la ficción, La Hierbas, pero fue una pieza indispensable de Desengaño 21 hasta que se marchó al final de la temporada 4, dejando a la serie huérfana y vista para sentencia. Sin embargo, nos dejó momentos irrepetibles... y un detalle que muy pocos pillaron en su momento.
Deportes Guerra: campo, playa y sierra
En Érase unas vacaciones, toda la comunidad se va a pasar unas semanas a unos bungalows en Benidorm, invitados por Rafael, el padre de Lucía. Eso no significa que su madre no esté presente, porque va de la mano de Andrés Guerra, ante el odio de Vicenta, que acaba persiguiéndola con un cuchillo. Esta relación corta no es casualidad, porque en la vida real, Andrés Guerra, efectivamente, está casado con... ¡La madre de Lucía!
Santiago Ramos y Paca Almenara, la verdadera madre de María Adánez, se casaron en 2005. Por aquel entonces, Almenara ya era una de las maquilladoras estrella de la historia del cine español, e incluso había ganado el Goya por Acción Mutante en 1992, con otras cinco nominaciones más desde entonces. Así que, efectivamente, Alberto Caballero, que cuando escribió el guion de Érase unas vacaciones tenía una relación con Adánez, decidió introducir este guiño de la vida real en su serie estrella.
Actualmente, Ramos está luchando contra el Parkinson, tal y como declaró su mujer a la prensa, una enfermedad que le llegó muy pronto, con 66 años, y que le ha imposibilitado volver a la actuación. Su último papel fue en 2015, y desde entonces no le hemos vuelto a ver delante de las cámaras. Una auténtica pena.