Críticas
3,5
Buena
Noche de paz

Noche de balazos

por Tomás Andrés Guerrero

El veterano director de acción John Woo, regresa a Hollywood 20 años después del estreno de su última película en Estados Unidos: la anodina Paycheck, y lo hace por la puerta grande con un producto cien por cien marca de la casa: Noche de paz. Un filme que maximiza esa expresión que dice que "cuando se trata de películas de acción, el diálogo está sobrevalorado". Y es que, el protagonista del filme (un padre de familia al que da vida el siempre solvente Joel Kinnaman) no dice una sola palabra en todo el metraje, ya que es sometido a una traqueotomía tras verse involucrado en el fuego cruzado entre dos bandas en el que su hija es asesinada accidentalmente. Tras el fatal suceso, comenzará a fraguar su "venganza silenciosa", que irá cocinando a fuego lento hasta explotar en un clímax final en que vuelan las balas por doquier.

La curiosa elección de Woo de rodar el largometraje casi sin diálogos puede resultar algo chocante al principio, pero funciona como anillo al dedo en una película en la que el cineasta parece querer exorcizar todos sus fantasmas y fracasos del pasado en Hollywood, demostrando su saber hacer dentro del género de acción. Amén de querer decirnos que por mucho que estén de moda las películas de John Wick, perderían gran parte de su dilatada duración sin esas larguísimas diatribas entre los personajes que las protagonizan. Pero que nadie se lleve a engaño, pese a la ausencia de conversaciones, una de las hazañas más impresionantes de Noche de paz es su diseño de sonido, que confiere al filme una impecable calidad a través de un énfasis en los pequeños detalles: desde las notificaciones de un teléfono móvil, hasta el susurro de las hojas movidas el viento, pero lo más importante es la forma en que Kinnaman se mueve a través de los fotogramas de Woo: como si Buster Keaton fuese el protagonista de El justiciero de la ciudad.

Los aficionados a la acción apreciarán la maestría de Woo, que se muestra aquí en una serie de persecuciones en coche y tiroteos. A pesar de contar con un presupuesto relativamente bajo para este tipo de producciones, estas secuencias están magníficamente orquestadas y filmadas, con las ocasionales dosis de cámara lenta que son el sello de su responsable. Si el espectador echa de menos los tiempos de The KillerHard Boiled o incluso Cara a cara (Face/Off), sin duda disfrutará de este adrenalítico y amargo cuento de Navidad en la que un tipo sin voz se hace escuchar de la manera más cruda y violenta posible.