Críticas
3,5
Buena
FernGully, las aventuras de Zak y Crysta

Salvemos al planeta

por Diana Albizu

La mala pata de esta reivindicable co-producción australiano-estadounidense fue que su estreno coincidió justo después del de 'La bella y la bestia' de Disney. Las diferencias entre una modesta y muy competente película de animación y el desmesurado musical del estudio del ratón resultaban notables; pero eso no convierte 'FernGully' en un producto menos apto, sólo que su acabado formal y referentes estéticos son más fáciles de asimilar situándolos en la década anterior, junto a las películas de Don Bluth.

El argumento de 'FernGully', adaptación de un libro de Diana Young, es una sencilla fábula que sirve como llamada de atención contra la contaminación, los incendios, la polución y la tala de árboles, elaborando un mensaje ecologista de amplio calado. Si la estructura dramática sigue un armazón disneyano tan previsible (personaje extranjero que llega a una comunidad, se maravilla al conocerla desde dentro, se enamora de la chica que le sirve como guía y, al final, debe enfrentarse a sus propios orígenes para garantizar la supervivencia del lugar) como el ineludible secundario antropomorfo gracioso (un murciélago con la voz de Robin Williams), los diseños y ambientes son dignos de reconocimiento. Como las curiosas similitudes entre el antagonista, la nube tóxica Hexxus, y el genio de la lámpara de 'Aladdin' (curiosamente, también con voz de Robin Williams), que Disney terminaba de desarrollar en aquel momento. Por una vez, con la confluencia de ambas quien salió ganando fue el público.

A favor: Su narrativa sencilla y directa al grano, sin olvidar el sentido de la maravilla para el público infantil-juvenil.

En contra: Los números musicales son demasiado coyunturales (mucho hip-hop y vicios noventeros) y no tienen tan fácil permanecer como los atemporales de Disney.