Críticas
3,5
Buena
Borrachera de poder

La superjueza

por Eulàlia Iglesias

Isabelle Huppert se convirtió en la musa de Claude Chabrol en la última etapa de la filmografía del cineasta francés. En sus películas encarnó siempre a mujeres de fuerte personalidad capaces de cualquier cosa para conseguir un estatus social ('Violette Nozières', 'Un asunto de mujeres', 'La ceremonia'...), o mantenerse en él ('Gracias por el chocolate'). En 'Borrachera de poder', su última colaboración juntos, Huppert interpreta a una fémina que ha llegado a lo más alto de de su profesión como jueza. Su reto consiste en resistir las continuas presiones para que no investigue un caso de malversación de fondos públicos que implica a importantes empresarios y políticos. Y que su vida privada no resulte dañada por ello.

Chabrol ofrece un retrato de las tensiones brutales que se ejercen en las altas esferas, sobre todo cuando alguien decide investigarlas. Lejos de convertir a su protagonista en una heroína, este estilizado thriller judicial se centra en las limitaciones para cambiar ciertas estructuras de poder cimentadas en la corrupción. Y como es habitual en el director francés, a Chabrol le interesa mucho más lo que sucede de puertas adentro: cómo el ejercicio de la función pública por parte de la protagonista implica la destrucción de su vida privada, cómo cuanto más se acerca al poder en su trabajo, más se aleja su marido de ella...

A favor: Isabelle Huppert como superjueza con los pies de barro.

En contra: La sensación que podría haberse hurgado mucho más en las podredumbres del poder.