La temporada 5 y última de la serie se estrena este 27 de noviembre en Netflix, más de tres años después de la anterior. Pero en Hawkins no ha pasado tanto tiempo como en la vida real
Cuando Millie Bobby Brown, Noah Schnapp, Finn Wolfhard, Caleb McLoughlin y Gaten Matarazzo rodaron la primera temporada de Stranger Things hace ahora justo una década, los jóvenes actores que estaban a punto de robarnos el corazón con la que terminaría siendo una de las series más famosas y queridas de la historia de Netflix tenían edades comprendidas entre los 11 y los 13 años.
Entonces su edad casaba a la perfección con la de sus personajes, que en la temporada 1 tenían unos 12 años, pero, a medida que el tiempo de espera entre temporadas iba a aumentando y que el tiempo avanzaba a menor velocidad en la historia, la distancia entre la edad real de los intérpretes y la de los personajes se fue haciendo cada vez mayor. Y también cada vez más notable en lo que se refiere a su físico.
Los fans ya lo decían en la temporada 4, estrenada en 2022, y ahora más aún: Millie Bobby Brown, sin ir más lejos, tenía 11 cuando la conocimos como Once y ahora tiene 21 años, está casada y es madre de una bebé. El resto de sus compañeros son jóvenes veinteañeros que han seguido adelante con sus carreras educativas y artísticas y solo hay que verlos para tener claro que hace tiempo que dejaron de ser niños.
"Obviamente, mucha gente se queja de que parecen mucho mayores. A mí no me molesta en absoluto", aseguraba el 'showrunner' Matt Duffer en una entrevista con Time. "La mayoría de [los chicos] tienen 21 o 22 años, la misma edad que tenían Nat [Dyer] y Charlie [Heaton] cuando interpretaban a estudiantes de segundo año de secundaria"
Nueve años después de que la serie se convirtiese en un fenómeno en 2016, el próximo 27 de noviembre llega a Netflix la primera tanda de tres de la quinta temporada de Stranger Things, que pondrá el broche de oro a la serie y estos días hemos podido ver a los protagonistas asistiendo a su preestreno en Los Angeles. Un evento en el que, una vez más, hemos vuelto a alucinar con el notable cambio físico respecto al adorable grupo de niños que conocimos hace casi una década.