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    “Yo quiero que todo el mundo se sienta incómodo, no solo la gente rica”: al habla Ruben Östlund, director de 'El triángulo de la tristeza'
    Antonio Bret
    Antonio Bret
    -Redactor
    Amante del cine desde que salió del útero materno y de la escritura desde que tuvo uso de razón. Ambas pasiones mezcladas construyeron un personaje que a veces ni él mismo se soporta

    Una sátira corrosiva y cruel que no deja títere con cabeza y que llega, tras ganar la Palma de Oro en Cannes en 2022, a nuestros cines a partir del 17 de febrero

    El año pasado, el cineasta sueco Ruben Östlund conseguía una hazaña al alcance de pocos: se llevaba a casa, por segunda vez (la primera ocurrió en 2017 con The Square) su segunda Palma de Oro de Cannes por El triángulo de la tristeza, una sátira corrosiva, escatológica, que no deja títere con cabeza y que, por fin, se estrena en los cines de España el próximo 17 de febrero.

    El lugar en el que suceden los acontecimientos de este Triángulo de la tristeza es un yate de lujo en el que se reúne la flor y nata de la sociedad internacional. Aunque el reparto es coral, contamos con una pareja protagonista, Yaya (Charlbi Dean) y Carl (Harris Dickinson), dos modelos e influencers que tras la Semana de la Moda son invitados a un yate exclusivo. Sobre la cubierta, las clases están claras: por un lado, están los ricos invitados y, por otro, el servicio que satisfará cualquier capricho de los primeros. Sin embargo, una tormenta podría cambiar las tornas hasta ahora establecidas.

    Un ocasión perfecta para retratar la sociedad del privilegio

    Sensacine te ofrece en exclusiva, y para así tener un poco más de contexto a la hora de enfrentarnos con la cinta a partir del próximo 17 de febrero, una entrevista a su director, el multipremiado Ruben Östlund. En la pieza de un poco más de diez minutos el realizador nos cuenta sus pormenores acerca de la producción de esta peculiar historia.

    En la entrevista, Östlund asegura que se interesó por el mundo de la moda porque, en diferentes entrevistas, había leído que los modelos masculinos debían enfrentarse a prestigiosos diseñadores homosexuales que les ofrecían un ascenso laboral si accedían a acostarse con ellos. De este modo, podía reflexionar acerca del movimiento #MeToo de un modo diferente. La pareja formada por Carl y Yaya también le sirve a Östlund para hablar sobre las relaciones amorosas basadas en el interés monetario.

    “(Tratar estos dos temas) Era una forma de reflejar lo que ocurre en nuestro mundo, con la cultura de la imagen, en la que la belleza ha cobrado un papel tan importante en la comunicación. Nuestro aspecto, de repente, ha cobrado en el mundo digital más importancia que el mensaje. No tenemos tiempo para leer reflexiones. Es el poder de la imagen.”.

    Uno de los nombres que más han llamado la atención dentro del plantel coral de El triángulo de la tristeza, sin duda, es el de Woody Harrelson, que da vida al capitán de la tripulación de tan enloquecida embarcación. Al respecto de trabajar con él, Östlund afirma que los momentos en los que ambos hablaban de política para abordar a su personaje fueron muy enriquecedores: “La izquierda norteamericana tiene diferencias muy interesantes con la escandinava. Y yo no tenía ni idea. Yo quería que su personaje dijera “Dejaos de gilipolleces y pagad impuestos” a los ricos, que dijera “Os hacéis filántropos para mantener vuestro estatus. A raíz de esta frase, me di cuenta de que los suecos confiamos mucho en el Estado. Creemos que si pagamos los impuestos el Estado no se corromperá ni hará cosas malas. Sin embargo, la izquierda en EEUU diría: ¿Pagar impuestos para qué? Al estado solo le interesan los lobbies, la industria de las armas y eso”

    El propio Östlund se ha enfrentado a su propia posición de hombre rico y privilegiado a la hora de llevar a cabo este proyecto: “Yo quería sentirme incómodo, hacerme preguntas y plantearme dilemas”. Y es que El triángulo de la tristeza quiere ser una reflexión sobre las clases privilegiadas y el presente, y qué mejor para ello que colocar a un grupo de ricos de diferentes estatus dentro de un lugar cerrado del que no pueden escapar, al menos durante un tiempo. “Yo quiero que todo el mundo se sienta incómodo, no solo la gente rica”.

    Para terminar la pieza, Östlund nos cuenta cómo hicieron la escena que más cola ha traído desde que se exhibió por primera vez en Cannes: durante la Cena del Capitán se desata una tempestad que provoca movimientos bruscos en el barco. Y el lector ya puede suponer qué pasa cuando hay comida y mareos. El resto tendrá que averiguarlo viendo la pieza que te ofrece Sensacine en exclusiva y a partir del día 17 en los cines de toda España.

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