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    "Cuando una llega a los 50, llega un momento donde lo que digan de ti te importa una mierda": Carmela, la heroína de 'Jimena soy yo' que todos deberíamos tener en nuestras vidas
    Sara Heredia
    Sara Heredia
    -Redactora jefe SensaCine
    Cargada con una mente abierta y mucha curiosidad, explora cualquier documental, película, serie y miniserie que empiece a hacer ruido.

    Esta funcionaria de servicios sociales fue descubierta por Lucas Vidal y Ainoa Careaga y ahora protagoniza su propia serie musical.

    SensaCine

    Jimena es una mujer que se gana la vida vendiendo succionadores de clítoris, pero es mucho más que eso. Al igual que muchas otras mujeres, ha dedicado su vida al cuidado y bienestar de los demás y, habiendo cumplido ya los 50, se ha dado cuenta de que es invisible para la sociedad y para todos esos a los que ha cuidado tanto tiempo. Ella es la protagonista de Jimena soy yo, el musical que Lucas Vidal ha compuesto para Sonora y que podría llegar a convertirse en una serie de acción real.

    Pero Jimena ha cobrado vida gracias a Carmela Rosingana, una mujer que la entiende a la perfección porque, al igual que ella, ha sufrido la invisibilización a medida que cumplía años. Ahora es la 'musa' de Lucas Vidal y Ainoa Careaga, quienes han creado esta historia exclusivamente para ella. En la vida real, Rosingana es una funcionaria de servicios sociales en el Ayuntamiento de Madrid que llamó la atención de los compositores con su carisma natural. Y es que, si conoces a Carmela, es difícil no sentirte atraído por su fuerza.

    Vidal y Careaga sabían muy bien qué personalidad iba a aportar su protagonista a la historia. Sabían que iba a contar el relato de Jimena con contundencia y realismo, pero con mucho brillo. Así es Carmela Rosingana en la vida real, una mujer que afronta la vida con optimismo y muchas dosis de humor, y que sin quererlo da lecciones vitales que te dejan un poco trastocado. Lo hace casi pidiendo perdón, con toda la humildad de quien no se cree apto para dar consejos, pero es imposible no escucharla.

    "Aunque tengamos el corazón de invierno, pongamos la cara en primavera o verano, porque todo el mundo tiene problemas. Esa persona con la que tú fantaseas o crees que le va todo bien, es mentira", dice en una entrevista con SensaCine para presentar su primer trabajo como actriz. Aprovechamos para hablar con ella de la realidad de las mujeres a partir de los 50 y de las armas imprescindibles para mandar la superficialidad a la mierda.

    Cuando uno llega a mi edad ya está un poco, y perdonadme la expresión, pero es que todo te la sopla. Llega un momento en que no sé cuándo uno hace el click de decir: ‘Me importa todo una mierda’. Mira, yo tengo las piernas torcidas. Soy de las que va andando y una pierna se te puede enganchar con la otra y caer. Pues eso y los michelines, que si los años que aparentas... Eso es que ya me da igual.

    Así es Carmela Rosingana, la heroína de Jimena soy yo que todos deberíamos tener en nuestras vidas.

    Sonora

    Tú eres funcionaria, no tienes nada que ver con la interpretación, ¿qué pasa cuando te descubren para el proyecto?

    Tengo que decir que éste es el tercer proyecto que me presenta Lucas Vidal. Inicialmente escribí un guión que no me atreví a hacer porque tenía 14 rombos -los que son de mi quinta saben lo que son los rombos-. Luego Ainoa Careaga, que es la guionista, escribió un segundo guión que había bajado de rombos Ponte. De cuatro pasaba a diez. Y después me presentaron éste que, hombre, tiene algún rombo, pero ya es distinto porque no hay nada muy cochino.

    Jimena trabaja vendiendo succionadores de clítoris, ¿cuándo lo viste qué pensaste? ¿Lo conocías previamente?

    No, qué va, pero si yo soy de otra época, cariño. Soy de la Edad de piedra en esos temas. En otros no, pero claro, imaginaos, yo no estoy habituada ni familiarizada con esos artilugios.

    ¿Y qué te parece como idea?

    Me pareció muy simpática, la verdad, porque hace un par de años el Satisfyer es que se agotó, fue el regalo más vendido para Reyes. Vamos, que cumplías años y te tiraban un Satisfyer. Pues me hizo mucha gracia. Además, tengo que unir mi madre a todo esto. Mi madre, que ya está fallecida, era una mujer muy cómica y tengo un vídeo donde se la ve bailando una jota y, al final, acaba diciendo algo como: ‘¡Toma chumino!’..

    ¿De ahí viene el nombre de la empresa de la serie?

    Pues no sé, no sé si es que Ainhoa está conectada con mi madre, que está en el cielo. Es un vídeo que no se puede pasar a los amigos porque es un vídeo doméstico donde a mi madre se le va un poco la pinza. Una mujer de 70 y muchos años bailando una jota y, de repent,e la mujer acaba la jota diciendo que le toquen el chumino. Es tremendo.

    La serie habla mucho de cómo las mujeres de cierta edad se vuelven invisibles para la sociedad, ¿en eso te has sentido conectada con tu personaje?

    Sí, del todo. Eso es evidente y todas nosotras lo sentimos. Preguntadle a vuestras madres, a vuestros mayores, a los que estáis alrededor. Es verdad que el papel de la mujer no es como hace 40 años, pero todavía hay un camino importante que recorrer. Y luego todos los medios de comunicación están apuntando al photoshop, que si el michelín, la guapura… Mira, la gente es guapa por dentro y cuando uno se siente guapo y es guapo por dentro, esa belleza sale hacia fuera. Da igual la edad que uno tenga.

    Mira, la gente es guapa por dentro y cuando uno se siente guapo y es guapo por dentro, esa belleza sale hacia fuera. Da igual la edad que uno tenga.

    ¿Qué consejo le darías a la gente joven?

    A la gente joven le diría que se quieran a sí mismos porque, en el momento en el que tú te quieres, todo en ti es una luz. Eso yo lo he descubierto ahora a los 56 años. Cuando me entregaron este guión claro que me sentí identificada porque las mujeres de mi edad no es que seamos invisibles para la sociedad, es que somos invisibles incluso para tus hijos, para tu familia, para el vecino. O sea que realmente vivimos ajenas a todo. Nadie te mira, nadie te tiene en cuenta, nadie te tiene en valor. Y, sin embargo, es que tenemos todos los valores. Muchas veces pienso -que esto ya es decir mucho-, pero pienso que la solidaridad, la paz y el amor tienen cara de mujer.

    Debe ser muy frustrante, ¿cuál es tu arma para conseguir sobrepasar eso?

    Cuando uno llega a mi edad ya está un poco, y perdonadme la expresión, pero es que todo te la sopla. Llega un momento en que no sé cuándo uno hace el click de decir: ‘Me importa todo una mierda’. No sé en qué momento he hecho ese click. Mira, yo tengo las piernas torcidas, que no sé si lo sabéis, pero yo tengo una pierna aquí y la otra en Albacete. Soy de las que va andando y una pierna se te puede enganchar con la otra y caer. Pues eso y los michelines, que si los años que aparentas... Eso es que ya me da igual.

    ¿Fue en algún momento en concreto?

    Ha sido hace unos años. Mi cabeza hizo ‘crac’ y dije: ‘Pues me voy a querer’. Me encanta envejecer, me encantan las piernas. Yo siempre he sido una persona acomplejada, como todos, pero todo eso ya lo he superado. Y a los jóvenes les diría que no se enreden con esas torpezas, porque hoy en día es muy fácil caer en eso. Hoy en día todo el mundo a una niña de 15 años le están regalando una operación de tetas, por ejemplo. Eso es un error. La sociedad te conduce a no quererte porque ponen unas imágenes que son inalcanzables para todos. Yo lo he visto ahora con la promoción. Me han hecho fotos que yo he pensado: ‘¿pero esto cómo es posible? ¡Pero si yo no soy así!'. Soy una tía corriente. Me levanto a las 05:00, tengo que currar, tengo que mirar la libreta para ver si tengo que hacer esto o lo otro. Y las arrugas benditas sean, porque si no las tienes, es que te has muerto.

    Una de las cosas que yo le diría a los jóvenes de hoy es que no se vayan nunca de su casa sin decir te quiero a sus padres. Nos podemos morir o te puede pasar cualquier cosa y te has ido y no le has dicho a tu padre y a tu madre que los quieres. Estoy hablando de padre y madre, pero puede ser un vecino o un amigo. Hoy en día hay muchas familias que se construyen con amigos.

    No te conozco mucho, pero puedo decir que usas la risa como filosofía de vida, ¿es importante echarle humor a los problemas?

    Yo diría que sin sentido común, o sea, sin tener alegría, sin transmitir optimismo... Mira, una frase que me encanta, que es de un santo -como soy antigua, me gustan los santos, me ayudan mucho-, es de San Manuel González. Decía que, aunque tengamos el corazón de invierno, pongamos la cara en primavera o verano, porque todo el mundo tiene problemas. Esa persona con la que tú fantaseas o crees que le va todo bien, es mentira. El ser humano tiene que tener dificultades, el ser humano tiene que superarse, el ser humano tiene que enfrentarse. Esa es la vida. Hay que hacer ese recorrido y ese viaje que nos hace humanos y nos hace personas.

    Las mujeres de hoy en día lo tienen más fácil o más difícil que cuando tú eras más joven

    Aunque parezca mentira, creo que lo tienen más difícil. Esta exposición tan magnificada a las redes sociales, a la televisión o al móvil, es lo que te enloquece. Te presiona y te genera una expectativa que es inmensa, inalcanzable, porque ninguno de nosotros somos dioses. Somos humanos, somos gente con dificultades, con problemas, con tristeza y con alegría. Eso que vemos en pantalla es una foto, pero detrás de eso no hay nada.

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