Ahora nos parece rarísimo, pero originalmente Keanu Reeves quería ser jugador de hockey. Es más: estaba bastante seguro de que podría acabar en el equipo olímpico canadiense cuando, a los 15 años, tuvo una lesión que le hizo cambiar para siempre de carrera y dedicarse a la actuación. Dicho y hecho: a los 20 años debutó como reportero del programa Going Great, que duró medio año entre 1983 y 1984 y se convirtió en uno de los menos vistos de la historia de Nickelodeon. No os preocupéis: su carrera fue a mejor.
Un chico de Reev-ista
El mismo año que empezó a hacer reportajes para Going Great también le ficharon como personaje episódico en Hangin' in, una sitcom (bueno, más bien dramedia) canadiense que llegó a tener 110 episodios situados en un centro para jóvenes de Toronto. Reeves hizo su aparición en el episodio 51 (el 13 de la temporada 4), titulado Happiness is a warm grover. El año siguiente hizo su primera película televisiva, Letting Go, donde interpretaba a un adolescente con un radiocasette. No siempre se empieza siendo Neo.
Hubo que esperar hasta 1986 para verle debutar en cine con su primera película, Forja de campeón, protagonizada por Rob Lowe, Cynthia Gibb y Patrick Swayze. La trama iba sobre un jugador adolescente de hockey que quiere jugar en la liga canadiense (y, por supuesto, acaba ganando). Reeves interpreta a Heaver y, efectivamente, su papel es más bien anecdótico, pero, dado su pasado como jugador de hockey, tiene sentido: al fin y al cabo, en su día era apodado "El muro" porque, como portero, no dejaba pasar ni una.
Poco imaginaba que tres años después iba a estrenar Las alucinantes aventuras de Bill y Ted y a convertirse en una de las estrellas candentes del momento, con una estela que lleva más de tres décadas brillando y sin intención alguna de apagarse. Y es que, ¿quién no quiere a Keanu?