Que Apocalypse Now acabara estrenándose es un milagro. Y es que Francis Ford Coppola, que cogió la película de las manos de George Lucas cuando este ya no pudo hacerla por falta de tiempo, esperaba rodar durante cinco meses en Filipinas y marcharse a casa: el rodaje acabó durando un año y dos meses, el tiempo destruyó los sets de rodaje, Martin Sheen tuvo un ataque al corazón que casi le deja en el sitio, Marlon Brando no se sabía una línea del papel... De alguna manera, sí, fue un verdadero apocalipsis.
La cabalgata de los desastres
A favor de Coppola hay que decir que no lo tuvo fácil desde el principio, cuando le dijo a John Millius que escribiese cualquier escena que quisiera poner en la película, y este escribiera más de mil páginas a lo largo de diez borradores. Pero es que, nada más empezar el rodaje, su actor principal, Harvey Keitel, decidió marcharse (y no era del gusto del director). Coppola tuvo que sustituirlo a toda velocidad por Martin Sheen, y, a la larga, fue una buena decisión.
Curiosamente, algunas de las escenas más bellas de la película (al ritmo de La cabalgata de las Valquirias) casi no pudieron hacerse, porque los helicópteros que salen realmente eran propiedad del gobierno de Filipinas, que en aquel momento los estaba utilizando para luchar contra los insurgentes. ¿Qué hacía el equipo de la película? Todos los días los pintaban para la película y después los repintaban para que el ejército pudiera utilizarlos por la noche.
United Artists
De hecho, el gobierno llegó a usarlos entre plano y plano para acabar con algunos insurgentes que se escondían cerca del rodaje. Imagina la locura entre el "¡Corten!" y el "¡Acción!". Otro día hablamos de la extraña decisión de utilizar cadáveres reales en el rodaje hasta que Filipinas les cortó el grifo. Vaya rodaje, ¿eh?