Ahora nos parece obvio, pero cuando se estrenó Iron Man muchos se preguntaban si Marvel se había vuelto completamente loca: ¿Cuál era la razón detrás de estrenar la película de un superhéroe al que nadie conocía -por más que fuera miembro fundador de Los Vengadores-? Bueno, lo cierto es que era uno de los pocos de los que aún tenían los derechos... Y el único personaje grande del que nadie había hecho una película. Eso sí: lo que no imaginaban es que jugaría en su contra.

Yo soy Improvisation-Man
El guion pasó por cientos de manos a lo largo y ancho de Hollywood. ¡Incluso, en un momento, dad, llegó a caerle a Quentin Tarantino! Ojalá un multiverso nos dejara ver esa película. Precisamente por pasar por tantas manos, con tanta gente dando su opinión al respecto, Iron Man empezó su rodaje sin guion. Tenían una historia coherente y las escenas de acción planificadas, ¿qué más da no tener diálogos preparados? Las páginas se iban entregando día a día, y claro, los actores no tenían tiempo de aprendérselas.
De hecho, en la famosa escena en la que Tony Stark presenta su armamento con las gafas de sol puestas, realmente no debería llevarlas, pero la realidad es que Robert Downey Jr no se sabía el guion y lo estaba leyendo a medida que se rodaba. Jeff Bridges acabó tan harto de la producción que acabó considerándola "una película de estudiantes de 200 millones", debido a que estaban improvisando todo el tiempo. A falta de guion, bueno es inventarse lo que diría tu personaje, ¿no?
A tanto llegó el arte de improvisar que Downey Jr se inventó en el momento la famosa frase "Soy Iron Man", que se convirtió en un hito del UCM y con la que cerraba la película. Aparentemente, la única que no estaba cómoda con ir improvisando sobre la marcha era Gwyneth Paltrow, que sí recibió notas sobre el guion cada día. Y así llevamos 17 años.