Que la película de Sonic saliera a la luz no fue casualidad: SEGA llevaba detrás de llevar al cine a su personaje estrella desde 1993, cuando la serie de animación llevó a Estados Unidos a una "Sonicmanía" que podían haber culminado por todo lo alto. Sin embargo, acabaron teniendo miedo de dañar la marca, y cualquier intento posterior (incluyendo hacer un tie-in con Sonic X-treme, un juego que finalmente ni siquiera salió a la venta) fueron infructuosas. La marca Sonic tuvo que morir para poder renacer, y de qué manera: cada película de la saga va a más en taquilla, así que nos queda erizo azul por un buen tiempo.
Gotta go fast!
En un principio, todo el mundo auspiciaba que Sonic no iba a ser un éxito por culpa de su primer tráiler, que mostró un diseño del personaje que rozaba el valle inquietante: ¿Realmente había público para un Sonic feísimo que no se parecía en nada al original? La respuesta era no: aunque toda la película estaba ya renderizada con esta versión del erizo, se rediseñó en tiempo récord y el mismo público que había odiado aquel diseño aplaudió el nuevo (en parte porque, no lo neguemos, nos encanta que nos den la razón).
Sin embargo, la película no pudo ocultar algunos pequeños errores. Por ejemplo, si pausas la película justo en la hora podrás ver a Sonic y James Marsden tirados en una carretera vacía... salvo porque en la esquina superior derecha hay unas ambulancias que cortaban la calle y que en la post-producción nadie vio. Es cierto que hay que poner cierta vista de águila, pero estar, con las luces en perpetuo movimiento, están.
Paramount
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Aunque ahora es el pan de cada día, lo cierto es que Sonic dio inicio a la moda de las películas basadas en videojuegos, demostrando que era posible contentar al público gamer, pero cuando se estrenó llegó a ser la sexta película basada en un videojuego más taquillera de la historia. Ahora tiene que conformarse con el puesto 11. Cosas de ir tan rápido, que al final te estrellas.