A estas alturas es una insensatez concederle legitimidad a Los Simpson a la hora de explorar las pulsiones de la cultura pop y la sociedad norteamericana, pero a lo que es de Groening: en los 90 pocos artefactos supieron reírse tanto y tan bien de los bochornos que arrasaron la década como la serie de la familia amarilla. En uno de sus capítulos, Homer se incorporaba al elenco de Rasca y Pica para poner voz a Poochie, un nuevo personaje cuyo diseño canalizaba varios años de mascotas corporativas que trataban de sintonizar con el zeitgeist de la época; esto es, gafas de sol, gorra para atrás, modales cadenciosos y adscripción a una mezcla heterodoxa de los movimientos skater y surfer. Evidentemente daba mucha vergüenza, pero Poochie era la respuesta sarcástica a todo un catálogo de embarazosos personajes en los que encontrábamos a las Tortugas Ninja, a Fido Dido, a Chester Cheetos y, sí,
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