A medida que se acercaba el estreno de Al filo del mañana, el 28 de mayo de 2014 (en Estados Unidos unos días después, el 6 de mayo), Emily Blunt empezó a sentirse más intranquila: ¿Cuáles eran los planes del equipo de marketing? ¿Dónde irían a presentarla? No esperaba que Tom Cruise metiera mano, claro, con una decisión que hizo que ese miércoles de estreno fuera inolvidable: harían tres premieres en tres ciudades distintas en dos continentes diferentes a lo largo de 24 horas. Si ya da pereza montarse en un avión, imagina esta maratón demencial.
Esto es cosa de Tom
Por supuesto, Blunt no tuvo ninguna duda cuando recibió su "misión imposible" particular: "Cuando escuché la idea de tres premieres en un día, simplemente dije 'Esto es idea de Tom'". Este tour de force empezó por la mañana, en Londres, a las 6:30 de la mañana (una hora, si me preguntan, extrañísima para una premiere, pero todo sea por contentar a Cruise), continuó ese mediodía en París y terminó por la noche en Nueva York. Y si pensáis que nuestro protagonista no se lo pasó como un enano, es que no le conocéis.
En el primer viaje, Cruise y Blunt se juntaron con el resto del reparto y el director para ir en el mismo avión, algo que ambos calificaron como "muy divertido" y en el que básicamente se dedicaron a socializar. Ahora bien, el segundo vuelo transoceánico fue muy distinto: los dos actores se montaron a solas en su propio avión para poder descansar. De hecho, según comentó la actriz, se pasó el viaje en pijama y acurrucada con su maquilladora para dormir.
ScreenSlam
El actor también se echó una siesta, pero corta: "Me siento bien, es como hacer una película. Duermes un par de horas, te levantas y vuelves". En la premiere de Nueva York, Cruise se sacó fotos con los fans durante una hora en la alfombra roja antes de entrar en la sala por tercera y última vez ese día. Salió a cuenta: la película dio beneficios y, a día de hoy, se sigue hablando de su famosa secuela. Si se llega a estrenar, uno solo puede esperar que esta vez hagan seis premieres en 24 horas. Por superarse a sí mismos, vaya.