Steven Spielberg tuvo una ocurrencia de última hora rodando 'Parque Jurásico'. No esperaba que se convirtiera en la escena más famosa de la película
Randy Meeks
Randy Meeks
-Redactor de cine y series
Juntaletras acomodado, redactor con gato eterno en las piernas, tuitero irredento, millennial orgulloso a su pesar. Respira cine, cree que no hay película mejor que 'El crepúsculo de los dioses' pero en su colección de Blu-Ray no falta 'Super Mario Bros'. La de los 90.

¿Qué sería de 'Parque Jurásico' sin el T-Rex? Eso debió pensar Spielberg cuando en la escena final decidió traerlo de vuelta. Ahora bien, el equipo de efectos especiales puede que no estuviera tan contento...

Michael Crichton escribió el guion de Parque Jurásico cobrando medio millón de dólares por adelantado, pero él ya sabía que lo que estaba dándole a Steven Spielberg no era, en absoluto, digno. De hecho, nadie estaba contento con su trabajo, y al final no le quedó más remedio que necesitar la ayuda de nuevos guionistas más experimentados: al fin y al cabo, el autor ya estaba por aquel entonces más que harto de los personajes y de los dinosaurios, por más billetes que le fueran a llegar. David Koepp, entre muchos otros, fue maquillando aquí y allá hasta dejar una historia prácticamente perfecta. Prácticamente.

Jurassic Park (Parque Jurásico)
Jurassic Park (Parque Jurásico)
Fecha de estreno 1 de octubre de 1993 | 2h 02min
Dirigida por Steven Spielberg
Con Sam Neill, Laura Dern, Jeff Goldblum
Medios
4,0
Usuarios
4,5
Sensacine
3,5

Vamos a necesitar un tiranosaurio más grande

Tras muchos tira y afloja, Spielberg por fin estaba rodando, sabía cómo quería los efectos visuales y todo el mundo era consciente de que estaban rodando algo que podía cambiar la historia del cine. Sin embargo, el director, a punto de grabar el enfrentamiento final contra los velocirráptors, sintió que faltaba algo. En el guion, estos eran vencidos por Alan Grant utilizando una grúa (causando, por el camino, que uno de los dinosaurios muriera al caerle un esqueleto de T-Rex encima) y por John Hammond disparando. ¿Qué podía fallar?

De pronto, se dio cuenta: hacía falta que el T-Rex apareciera otra vez. ¡Al fin y al cabo, el público querría verle de nuevo antes de que terminara la película! El reparto y el equipo estaban de acuerdo, era un cambio fabuloso y más que necesario. Solo fallaba una pequeño detallito: la escena se rodaba al día siguiente y el departamento de efectos especiales no estaba preparado en absoluto para los efectos prácticos necesarios. Y entonces, ¿qué? ¿Había que paralizar la producción?

Nada de eso. De alguna manera, y a pesar de no tener storyboards ni nada parecido, el equipo trabajó rápidamente y consiguió que todos nos creyéramos que estaba preparado desde el principio. Spielberg dio las indicaciones necesarias y, mientras tanto, los encargados del CGI terminaron de redondearlo todo. Y así es como se hace una obra maestra.

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