Hace 50 años, Sylvester Stallone estaba prácticamente en bancarrota. Sabía que tenía poca capacidad de atención y nula habilidad para el trabajo, así que su única solución estaba en el cine. Después de ver un encuentro entre Muhammad Ali y Chuck Wepner, Stallone se sintió lo suficientemente inspirado como para escribir un guion y, después de tres días y medio, ya tenía el germen de lo que más adelante sería Rocky.
Como contó en una entrevista con Howard Stern, el libreto generó atención entre los estudios, pero ninguno encajaba en su plan de futuro. La mayoría querían a otro protagonista, pero Stallone quería interpretar lo que él mismo había escrito y, además, mantener el control. "Realmente me hice experto en el método de vivir de nada y comer telarañas", confesó en el programa de radio y añade que pensó: "Sé que si lo vendo ahora y es bueno, me mataría a mí mismo".
Finalmente llegó a un despacho de United Artists, quienes decidieron darle una oportunidad aún creyendo que, posiblemente, sería un desastre. "Los productores de Hollywood fueron contra el sistema e hipotecaron sus casas para conseguir la película", recuerda. Pero no le dieron absoluta libertad creativa ni financiera. La productora sabía que debía darle pocos recursos para poder tener mucho margen de beneficio en caso de que fuera bien y no perder tanto en caso de que fuera un desastre.
Me dijeron 'Nos encanta, si quieres hacerlo tenemos un periodo de 14 días en los que podemos echarte cuando queramos si haces algo mal. Si lo puedes hacer en menos de 30 días está bien. Si no, está terminado'
Tardó 28 días en terminar el rodaje, algo que, como ha reconocido en el programa de radio, no sabe muy bien cómo logró. Pero hace cinco décadas, cuando luchaba por hacerse un nombre en la industria, tenía muy claro cómo alcanzar el objetivo.
Para empezar, recurrió a varios miembros de su familia para que interpretaran papeles secundarios. Por ejemplo, su padre aparece tocando la campaña al inicio y final de una ronda, su hermano interpreta a un cantante y su esposa por aquel entonces era foto fija, encargada de capturar momentos del rodaje.
Rocky no solo no generó pérdidas para el estudio, sino que ganó 225 millones de dólares para un presupuesto de tan solo 1,1 millón. Fue la películas más taquillera de 1976 y ahora tiene su propia franquicia -compuesta por nueve entregas-. Curiosamente, Stallone no posee los derechos de la franquicia, los cuales están en manos del productor Irwin Winkler. Para él se trata de un gesto injusto que nunca podrá perdonar. "No puedes hacer las paces con alguien que ha sido tan, tan nefasto en mi opinión", dijo en el programa de Jessica Shaw.