Ser un estudioso de JRR Tolkien también supone tener un poco de inventiva. Por ejemplo, imaginar de dónde viene el nombre de Gollum, que, según varios fans, viene del antiguo idioma nórdico, donde "gull" significa "oro", y según otros, del golem, la mítica criatura. Es más fácil saber de dónde viene Smeagol, porque el propio Tolkien escribió en los apéndices de El señor de los anillos que era una traducción de Trahald, un nombre de la Tierra Media. Todo para que al final, en 2025, la gente le reconozca solo por "Mi tessssoooro".
¿Qué tengo en el bolsillo?
Ahora que, en el afán por sacar más dinero de una franquicia que (honestamente) no da mucho más de sí, en New Line están preparando dos películas sobre Gollum. Con suerte, irán mejor que el videojuego basado en el personaje que hace dos años fue un fracaso crítico y de público, y a día de hoy se considera uno de los peores juegos de la historia. Ya que han decidido seguir adelante, eso sí, podrían subsanar uno de los mayores errores de la trilogía original: hacerle amable.
Cuando Gollum conoce a Bilbo en El Hobbit, lo que se juegan no es la libertad del personaje, sino que se deje comer por el monstruo. De hecho, en el libro de El señor de los anillos se deja caer algo mucho más macabro: "Los Leñadores dijeron que había un nuevo terror más allá, un fantasma que bebía sangre. Subía a los árboles para encontrar nidos, se metía en agujeros para encontrar a los jóvenes, se deslizaba por las ventanas para encontrar cunas".
Warner
Así es: Gollum, en la novela de Tolkien, comía bebés y, posiblemente, tendría su guarida repleta de restos. Por suerte, Jackson no quiso asustar al público y obvió esta referencia, dejándole como un monstruo locuelo obsesionado con su anillo. Su verdadero tesoro, digan lo que digan los bebés que se zampó.