Antes de saber cómo iba a terminar la última temporada de Breaking Bad, Vince Gilligan creó un último tráiler de la serie en el que Bryan Cranston, de manera muy solemne, recitaba un poema en el que contaba la historia de Ozymandias: "My name is Ozymandias, king of kings, look on my works ye mighty and dispair!". Meses después, el episodio con ese título cambió para siempre la historia de la televisión y se convirtió en uno de los mejor valorados. Ahora, Frankenstein ha cogido el legado audiovisual y le ha dado un giro más.
Conocí a un viajero...
Percy Shelley no conoció la fama en vida (al contrario que su mujer, Mary Shelley). Sin embargo, tras morir, se empezó a considerar como el mejor poeta romántico de la historia. Y uno de sus poemas más conocidos (a posteriori) fue, precisamente, Ozymandias, que publicó el 11 de enero de 1818 en el periódico The Examiner. No conoció una republcación en vida, pero después se convirtió en un auténtico mito y la representación perfecta de la inevitable (ejem) caída de los poderosos.
Por eso, su aparición en el Frankenstein de Guillermo del Toro tiene una doble intención. La primera, la literal, la importancia poética de la imagen del monstruo leyendo Ozymandias. La segunda, que es un homenaje a Percy Shelley, marido de la autora de Frankenstein o el moderno Prometeo, un guiño que solo los más lectores conocerán.
Netflix
Sin embargo, todo sea dicho, Percy no era precisamente un romántico idealista, sino un mujeriego que tenía aventuras extramatrimoniales de manera continua, se liaba con adolescentes y nunca tuvo el suficiente éxito. Al final de su vida, a los 29 años, había tenido 6 hijos de distintas madres (incluyendo la empleada doméstica de Mary) y nunca con el suficiente éxito como para justificar tal estilo de vida. Vamos, que no está muy claro que a Mary le hubiera hecho mucha gracia la idea de Guillermo del Toro.