El amor puede retratarse desde la visión de los cuentos de hadas, pero también puede ser una herramienta cruel y destructiva. La nueva película del director Horacio Alcalá, Fragmentos, repasa dos historias de amor de manera paralela. Una es la de un matrimonio joven con problemas y la otra es la de una pareja en la mediana edad que están a punto de casarse. Conocerse supondrá para los cuatro un ejercicio de introspección y de revelaciones inesperadas. ¿Reconstruyen los vínculos o dejan que todo se desmorone?
La película parte de un guion de Frank Ariza, pero se fue desenvolviendo en el rodaje a través de las experiencias reales de sus cuatro protagonistas: Emma Suárez, Asia Ortega, Manuel Vega y José Luis García Pérez. Como desvela el director, después de grabar las escenas de lucha les resultaba difícil abandonar ese estado y volver al presente. Aunque suena intenso, Alcalá asegura que fue "terapéutico" para todos y que hicieron mucho trabajo fuera de cámara para poder llegar bien a los sentimientos de los personajes.
De cara al espectador, tanto el guion de Ariza como la dirección de Alcalá buscaban un poco ese efecto espejo con el espectador. No quieren dar lecciones ni adoctrinar, pero sí provocar una reacción en el público en la que puedan verse reflejados.
Fragmentos se estrena en cines este viernes 12 de diciembre.
¿Por qué sentiste que valía la pena explorar ese “amor tóxico / amor en crisis” en una película?
Cuando me llegó el guión y lo estaba leyendo, sentí que había pasado por muchas de esas situaciones, incluso en cualquiera de los cuatro personajes principales, porque todos hemos sido víctimas y verdugos en una relación, no porque queramos serlo, sino porque terminamos de alguna manera. Entonces, me interesaba explorarlo desde todos los puntos de vista. Algunas frases se han adaptado, no solamente a mis vivencias, sino también a la vivencia de los actores, porque ellos también sentían que habían estado en esas situaciones.
Las peleas parecen muy reales, los personajes llegan a decir cosas duras y crueles, ¿cómo era rodar esas escenas?
Esas escenas de lucha han sido difíciles para todos, porque yo creo que todos entrábamos en modo memoria de lo que nos había pasado, y lo poníamos sobre la mesa para que fuese lo más real posible. Después de las escenas, nos llevaba un momento como volver a la situación de: 'estamos en Lanzarote, esto es una película'; pero más que una película también, es una transmisión de vivencias personales. Por supuesto ha sido duro, pero también ha sido muy bonito, porque por otro lado ha sido una manera de sacarnos algunas espinitas emocionales, incluso psicológicas.
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Has dicho que querías mostrar “la complejidad del ser humano”: engaño, amor, heridas, necesidad de aferrarse a algo… ¿Pretendes que la película sea un espejo para el espectador, una invitación a la introspección?
Yo creo que todo el concepto de la película, desde que Frank Ariza decidió escribirla, siempre ha sido para que fuese un espejo. Por supuesto, la película no quiere dar lecciones, nunca nos hemos propuesto eso. Simplemente mostrar que a veces nos comportamos de esta manera sin saber por qué. Porque tampoco explicamos muy bien las razones de estos personajes para comportarse así. Nosotros nunca decimos que es una película de relaciones tóxicas, sino que es una película de situaciones en que los personajes son víctimas de su pasado.
¿Qué buscabas mostrar con estas dos parejas muy diferentes?
Para mí era mostrar la pareja más joven de algo que he vivido y al mostrar la pareja mayor algo que puede pasar en cualquier momento. Porque yo me estoy acercando a esa edad y no por ser mayor y por ser más maduro voy a evitar que estas situaciones me pasen. Estamos todo el tiempo expuestos con el corazón a lo que pueda pasar en una relación. Y precisamente la relación se trata de experimentar y ver a dónde nos puede llevar. Entonces, para mí era estar en medio de mi pasado y mi futuro.
¿Qué aportaban los actores cuando estaban en el rodaje?
Cuando estábamos ensayando, las frases estaban escritas de otra manera y cada uno ha dicho las frases a su manera dentro del contexto. Y había momentos donde, por ejemplo, Asia decía: 'yo es que aquí no le respondería nada o respondería de esa otra manera'. Entonces, cada uno aportó su visión, no solo de las frases, sino también de cómo vivía ese momento. Los cuatro actores habían vivido cosas muy fuertes en su vida que les daban muchísimo material para explorar con los personajes.
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Al final, el rodaje fue un poco terapéutico, ¿no?
El rodaje ha sido muy terapéutico para todos. De hecho, antes de los ensayos, tuve un trabajo con todos por separado y terminamos contándonos nuestras vidas privadas. Era muy necesario contarnos qué era lo que traíamos a la película desde nuestro propio dolor. Creo que mucha gente se va a identificar con la película porque, de alguna manera, hemos estado en alguna de esas cuatro situaciones. Digamos que esas cuatro situaciones también son personalidades de la psicología.
¿Dirías que es una película optimista?
No, creo que es todo lo contrario. Es una película muy pesimista, pero, por desgracia, el hecho de que sea pesimista la hace ser realista. Nunca hemos pensado en hacer una película optimista porque no es la realidad. Hay personas que están en una relación difícil durante 20 años y al final, aunque se separen, no dejan de estar en contacto con las personas. Todos hemos estado en situaciones así.
El paisaje marca mucho el carácter de la historia, ¿elegisteis Lanzarote por eso?
La película estaba prevista para rodarse en la Sierra de Madrid. Cuando leí el guión, no me cuadraba que esta historia sucediese en un sitio tan protegido de árboles, de naturaleza, tan cercano a la ciudad. Entonces, propuse a los productores llevarnos a Lanzarote por varias situaciones. La primera es que Lanzarote es una isla, nuestros personajes no tienen a dónde ir. Hay un momento en que el personaje de Manu Vega dice: 'bueno, pues me voy', pero ¿a dónde se va? Se vaya a donde se vaya, se la va a cruzar. Segundo, no hay nada que los proteja, no hay árboles. Ellos no tienen dónde esconderse. Y el único sitio donde tienen dónde esconderse se van a encontrar porque es esa casa donde se quedan. Y tercero, yo quería ver la piel contra la roca. Estos seres humanos caminando constantemente sobre un volcán que puede explotar en cualquier momento, que representa a sus almas.