A punto de cumplir 62 años, Brad Pitt es una de las más grandes estrellas de Hollywood, pero su yo de hace varias décadas, allá por los años 90, todavía no sabía en lo que llegaría a convertirse cuando empezaba a buscar y obtener sus primeras oportunidades en la industria. Una época en la que la fama llegó de la noche a la mañana y en la que también tuvo que tomar una serie de decisiones que le han convertido en el actor que es a día de hoy. "Crecí en Oklahoma y Missouri, y me encantaba el cine", recordaba en una entrevista con Backstage en 2012 sobre cómo comenzó su pasión por el cine. "Mis padres nos llevaban al autocine las noches de verano y nos sentábamos en el capó del coche. Sentía una profunda pasión por contar historias".
Y es precisamente esa pasión la que le ha acompañado toda la vida a la hora de elegir sus trabajos: "Crecí con ciertas películas, películas particulares que me transmitieron algo cuando era un niño, películas que me mostraban lugares que aún no había visitado, o culturas diferentes, o que explicaban algo, o que lo decían mejor de lo que yo jamás podría expresar. Quería encontrar películas así. Se trataba menos de una carrera que de encontrar las películas que quería ver".
Tras hacer sus primeros pinitos en comedia y algunos pequeños trabajos, Brad Pitt saltó a la fama mundial de la mano de uno de los mejores directores de cine de la historia: Ridley Scott, quien le brindó un pequeño papel en su inolvidable película Thelma & Louise sin saber que acababa de ver nacer a una estrella. Pero así fue.
Tras su trabajo en Thelma & Louise Brad Pitt comenzó a obtener sus primeros papeles protagonistas y, aunque fue con Entrevista con el vampiro y Leyendas de pasión que se convirtió en una de las mayores estrellas de los 90, para Pitt fue otra película mucho menos conocida la que marcó un antes y un después en su carrera como actor.
Una película estrenada en 1993 llamada Kalifornia que protagonizó junto a Juliette Lewis y David Duchovny bajo la batuta de Dominic Sena y que es uno de sus trabajos más desconocidos.
En Kalifornia, Brad Pitt interpretaba a Early Grayce, un asesino en libertad condicional que trata de escapar del estado junto a su novia Adele Corners (Lewis) y que encuentra en el periodista Brian Kessler (Duchovny) su gran oportunidad: fascinados por el mundo de los asesinos en serie, Kessler y su novia Carrie (Michelle Forbes) han emprendido un viaje por Estados Unidos para visitar las escenas de crímenes más infames y así reunir material para el libro en el que trabajan. Para compartir gastos, Brian y Carrie ponen un anuncio buscando compañeros de viaje sin saber que un asesino acabará siendo su compañero de viaje.
En aquella película, Brad Pitt sintió que se había convertido en un actor.
Así lo explicaba en 2012 en una entrevista con la revista Interview Magazine en la que reflexionó sobre su carrera hasta ese momento:
"Kalifornia fue para mí una de esas [actuaciones en las que pensaba que había dado un paso adelante]. Fue la primera vez que entré dentro, hice más trabajo de personaje y descubrí cosas geniales", aseguraba en la entrevista.
Aceptar ese papel marcó un rumbo, donde estuve inmerso en diferentes cosas; empecé a complicarme un poco
"Cuando llegué a Hollywood, me presionaban para hacer comedias, y la verdad es que no me interesaban. Quería hacer películas y poco a poco fui trabajando en eso. Y luego se convirtió, supongo, en la maldición del protagonista", continuó.
No era la primera vez que hablaba maravillas de Kalifornia. "Me encantó. Lo pasé genial", le contó a Entertainment Weekly en 2011. "En esa [película] sí que me tocó ensuciarme. El guionista estaba muy cabreado conmigo. Escribió un personaje más al estilo de Badlands. [...] Recuerdo que otra estrella de cine me habló de un proyecto en particular y me dijo: 'Mi público jamás me permitiría hacer eso'. Fue como si sonaran platillos: no quiero que eso me limite jamás".