James Cameron tiene "una parte sagrada" en el proceso de hacer películas y es lo que hace posible trabajar en armonía durante 18 meses
Sara Heredia
Sara Heredia
-Redactora jefe SensaCine
Cargada con una mente abierta y mucha curiosidad, explora cualquier documental, película, serie y miniserie que empiece a hacer ruido.

Por fin nos llega a cines la tercera entrega del universo Avatar. dirigido por James Cameron

Walt Disney Motion Pictures

Por todos es sabido que James Cameron no tiene un proceso creativo tradicional. Es un director peculiar y muy suyo. Por todos es sabido, por ejemplo, que no le importa retrasar rodajes si la tecnología que requiere eso que está en su cabeza aún no es posible de llevar a cabo. Y en una rueda de prensa durante la promoción de Avatar 3, Cameron ha reconocido que lo que le interesa es crear personajes con conflictos claros y deja la responsabilidad de encarnarlos a los actores con los que trabaja. Ese es su particular modo de crear.

En ese encuentro con la prensa, Cameron declaró que, principalmente, lo que le interesa es crear personajes con conflictos claros y sabe que los intérpretes son los que mejor los conoce, así que les deja hacer. “Para mí, comienza con la escritura. Propongo estos personajes. Los imagino. Y luego llega un momento en que elijo a un actor increíble para interpretar ese personaje. En cierto sentido, les digo: 'Depende de ustedes darle vida a ese personaje", cuenta.

Cuando llega una escena determinada, como un conflicto entre los dos personajes, ya está cargada de significado porque dicho conflicto viene trabajado desde meses, o incluso años antes. Y es que el equipo Avatar lleva trabajando más de 20 años

Trabajamos juntos durante unos 18 meses, día tras día, toda la semana. Y es un proceso muy alegre. Trabajamos en el conflicto, pero el conflicto es entre los personajes, no entre las personas detrás de ellos. Disfrutamos del trabajo del otro y tenemos una gran relación de confianza. Es de lo que hablaba Uno. Más o menos, lo llamamos la familia avatar

Este enfoque, apoyándose en el talento del reparto, define el proceso de James Cameron y explica la longevidad de su saga más ambiciosa. Al ceder el control a sus actores, Cameron se asegura de que, aunque la tecnología y el espectáculo visual de Pandora sean asombrosos, el corazón de la historia resida en la humanidad y el conflicto genuino de sus personajes.

Por fin, el próximo 19 de diciembre llega a los cines la materialización de esos 18 meses de trabajo, Avatar: Fuego y ceniza, la tercera entrega del universo Avatar que tantas alegrías —tanto artísticas como económicas— le ha dado al señor Cameron.

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