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    Entrevista a Carla Subirana

    La directora de 'Nadar', una de las mejores películas realizadas en España este año, nos ayuda a desvelar algunos de los misterios que rodean su película.

    De dónde surgió la idea de tomar las primeras grabaciones de tu abuela. ¿Recuerdo, filmación de la experiencia, ejercicio?

    Creo que surge de una forma realmente cotidiana. Tenía una cámara de vídeo y necesitaba hacer unas pruebas de sonido para un ejercicio de la universidad, así que todo surgió de forma muy natural. No deja de ser curioso que la grabara a ella y no a mi madre. Al margen del carácter anecdótico sí que creo necesario remarcar el hecho de querer acariciar (mediante el retrato fílmico) y cuidar a una persona a la que tanto quería. Además podía contar con ella siempre que la necesitaba.

    En ocasiones la película parece un diario filmado, pero acaba creciendo en múltiples direcciones. ¿Tenías un guión fijo al que seguiste o te dejaste llevar por la experiencia?

    A la hora de estructurar la película me encontré con una contradicción. El primer guión que escribí tenía cuerpo de ficción, con las secuencias perfectamente marcadas, pero me di cuenta que lo que de verdad me apetecía era confeccionar un guión que funcionara como nuestra mente. No hay nada más desorganizado que nuestra mente y yo tenía un continuo de ideas diferentes que quería incluir en la película: material doméstico, reconstrucciones ficcionales, todas las secuencias en la piscina... Al final la película se construyó concatenando símbolos: una idea me llevaba a otra, luego ésta me llevaba a una imagen o a una palabra. Reconozco que yo también soy un poco caótica, así que me impuse como primer objetivo conseguir ordenar el desorden. Y eso debía estar plasmado en un guión de la forma más férrea posible.

    Creo que consigues otorgar ritmo, orden y coherencia a la película gracias al uso de tu voz en off. Siendo algo arriesgado creo que es un acierto que, de igual forma que hizo Mercedes Alvarez en 'El Cielo gira', dota de una marcada personalidad a la película.

    Desde el primer momento grabé yo la voz en off, aunque al acabar siempre decía "ya veremos quién la hará finalmente". Y es que aunque pensaba que tenía que ser yo hablando en primera persona, también me asustaba el poder cargarme la película [risas]. Las pruebas de audio me gustaron y, bueno, estaba claro: era mi familia, mi historia... tenía que ser mi voz, aunque ésta no fuera perfecta. La sonorización de la película fue clave en ese aspecto.

    Me descolocaron un poco las recreaciones en B/N ficcionales, muy diferentes al resto de las imágenes ¿era un intento de mezclar ficción y realidad o necesitabas poner en imágenes ese encuentro ideal entre tus abuelos?

    Era algo buscado. Aunque las secuencias en blanco y negro pretendías huir de la recreación, tender a la fábula. Nosotros no teníamos un gran presupuesto, así que si nuestra intención hubiera sido la reconstrucción histórica nos habría quedado bastante pobre. Fue una decisión moral: una vez mí de cuenta que la historia de mi abuelo era inatrapable me decidí a recorrer el camino a la inversa, opté por la vía de la imaginación. Todo es hipótesis, aquí se da la vuelta al concepto de "memoria histórica", no se trata de nada de eso, es algo muy personal que tiene que ver con mi capacidad de fabular y el imaginario cinematográfico que poseo. Creo que todas esas secuencias están vinculadas al mundo del cine, no a la historia. Aunque entiendo que tu percepción como espectador sea la que explicas. Pero sí creo que cuando se te escapa el pasado tienes que dejar libre a la imaginación para reconstruirlo.

    Quizás tu película trate sobre algo realmente complejo: retratar la memoria cuando esta se desvanece, ¿estás de acuerdo?

    A nivel narrativo la película posee su propio giro: empieza de una manera -la investigación sobre quién es esa figura desconocida de la que se enamoró mi abuela- y a medio camino te das cuenta de que el fin de la investigación es ella misma. No se trata de querer filmar la memoria, si no de lo imposible que resulta dicho esfuerzo. Lo demás son fantasmas que se dibujan y desdibujan al mismo tiempo, lo que queda son sombras, pistas falsas que te seducen y confunden a la par. Creo más en las sombras que en un haz de luz sobre la realidad. Siempre entendí la película como un viaje desde la luz a un terreno oscuro. De ahí que me planteara que la voz en off se planteara muchas preguntas, pero que diera muy pocas respuestas.

    Alejandro G.Calvo

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