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    La terapia de 'El Castor' y las putas de Bonello

    Mel Gibson lleva su depresión a la Croisette en una decepcionante película. Bertrand Bonello, por su parte, da una lección de cine en 'L'Apollonide (Souvenirs de la maison close)'. De Sundance nos traemos 'Martha Marcy May Marlene'.

    Superado el hecatombre creado por la película de Terrence Malick pasamos a temas más terrenales. ¿Y que hay más humano que la depresión? Porque ese es el tema principal de la nueva película como directora de la actriz Jodie Foster, 'El castor (The Beaver)'; la crisis a todos los niveles que pasa Mel Gibson (digo el nombre del actor porque la mímesis entre su personaje en la película y su vida diaria entre borracheras, agresiones e insultos es tan conocida como diáfana), un empresario que abandona su empresa y su familia para poner fin a su vida... cosa que impide una marioneta en forma de castor que el susodicho empieza a emplear para reordenar su vida. Sé que suena delirante, pero esa es la trama: Mel Gibson recobra poco a poco la cordura gracias a volverse un poquito más loco. La película puede resultar interesante como terapia inductiva para adoradores de Paulo Coelho, pero al resto de los mortales les parecerá un ejercicio conservador y moralista. Lo mejor: el mini ataúd. Lo peor: la historia de amor entre el hijo y la chica-empollona-aunque-sensible-y-grafitera.

    Los hermanos Dardenne besan a la actriz Cécile de France de 'El niño de la bicicleta (Le Gamin au vélo)'.

    Las actrices de 'L'Apollonide' rodeando su director

    Ahora vamos con una de nuestras favoritas de la sección oficial: 'L' Apollonide - souvenirs de la maison close' del realizador francés Bertrand Bonello (poco conocido en nuestro país, entre sus obras se encuentra alguna de las últimas joyas del cine francés como 'Tiresia' o 'De la guerre'). Pues bien, en su nueva película retrata la vida en un prostíbulo en el nacimiento del Siglo XX, territorio proustiano por excelencia que el cineasta aprovecha para ofrecer un retrato coral sobre las prostitutas y sus quehaceres en una "maison" parisina. Sensible, audaz y bella, la película aborda sin tapujos y con toneladas de estilo el día a día de este poliédrico corpúsculo vital, alejándose del realismo para abrazar cierto romanticismo de carácter onírico que confiere un tono tan inquietante como excitante a la misma. Para ser una película exclusivamente interiores, curiosamente, la mejor secuencia sería aquella en la que las jóvenes salen a dar un paseo por una campiña con claros ecos a Jean Renoir. Chute cinéfilo en la vena con un reparto excepcional. Aplausos.

    Elizabeth Olsen, actriz principal de 'Martha Marcy May Marlene'

    Cerramos crónica con un producto 100% Sundance. Nos referimos a 'Martha Marcy May Marlene', película proto-indie americana presentada en Un certian regard por el debutante realizador Sean Durkin. Respaldada tanto por la institución que preside Robert Redford como por el director Antonio Campos (el responsable de la excelente 'Afterschool' figura como productor de la cinta), el título es una atípica película terrorífica que parte del terreno trágico -la experiencia de una joven en una secta- para abordar el horror de forma transversal. Película de interés mediano en su doble relato en paralelo -pasado y presente son mostrados al mismo tiempo y en escala dramática ascendente-, con pobres interpretaciones y un final abierto que también podría ser tildado de inconcluso. Los lectores interesados podrán verla ya que la película cuenta con distribución española.

    Música de fondo: The national

    Alejandro G.Calvo

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