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    'Attack the block': Entrevista a Joe Cornish

    Entrevistamos al director de 'Attack the block', el cineasta británico Joe Cornish (en su currículum está el ser guionista de 'Las aventuras de Tintín: El secreto del unicornio), cuya película ya ha sido definida como el reverso oscuro de 'Super 8'. Vuelven los 80, otra vez.

    Tu película enloqueció al público del Festival de Sitges

    Bueno, el público de Sitges es algo alucinante. Cuando hicimos la premiere en South by Southwest (SXSW) en Austin, Texas, la película tuvo un recibimiento espectacular que, probablemente, ninguno de nosotros esperaba. En aquel momento pensé que ese sería el punto más álgido de la promoción, que nunca superaríamos tamaño éxito de público. Pero me equivoqué… el público de Sitges superó en entusiasmo y pasión al de Austin. ¡Los siento por los texanos!

    Tu película parece una comedia encubierta como cine de aventuras que mezcla el pujante humor británico con las punch-line de la comedia americana. ¿Cuál consideras que es mejor?

    Bueno, yo me siento parte de la comedia británica, principalmente, porque soy británico y porque soy comediante (risas). Creo que el humor británico es más cínico, quizás más honesto… aunque bueno, para ser ecuánimes, habría que decir que la buena comedia es buena allá dónde se haga. Por ejemplo, una de mis películas favoristas es 'This Is Spinal Tap (This Is Spinal Tap)', donde una serie de actores americanos se hacen pasar por ingleses. Así que tampoco es que haya unas reglas establecidas. Pero no creo que 'Attack The Block' sea una comedia o, si lo es, lo sería en la misma medida que 'Un hombre lobo americano en Londres (An American Werewolf in London)'. El humor que aparece en la película es por las estupideces que pueden llegar a decir mis protagonistas, especialmente en una situación tan aterradora. Porque esas son las estupideces que a mí me gusta decir cuando me encuentro tensionado. Así que las risas que provocan son de complicidad, muy directas, nada que ver con las risas más intelectualizadas. No soy un director de gags cómicos.

    De hecho la película arranca con un look dramático, presentando a los protagonistas como los villanos de la historia.

    ¡Esa fue la primera idea que tuve! Quería arrancar una película de esta manera, así que esa escena fue el detonante para que la película acabara existiendo. Era todo un desafío: arrancar la película con un acto aberrante y luego tratar de que, a medida que avanzara el relato, el público acabara empatizando con los personajes. Pero ha habido reacciones de todo tipo. Parece que la gente es capaz de aceptar sin problema películas en las que el protagonista arranca como un héroe para acabar convirtiéndose en el malo, ya sea en películas de mafiosos o en 'Rambo: acorralado (First Blood)' y similares… y sin embargo hay una parte, pequeña, del público que ha encontrado que mi película es antipática precisamente por eso. Para mí todo esto es… excelente. ¡Es totalmente excitante! Estoy muy interesado en cómo la gente va a reaccionar frente a ello. Pasaba algo parecido en la película de Ben Affleck 'The Town. Ciudad de ladrones (The Town)', donde el protagonista apuntaba con un arma a la cabeza de una mujer… ¡sin olvidarnos del Serpiente de '1997: Rescate en Nueva York (Escape From New York)'!

    Hay un momento tremendo en la película que es cuando vemos a Moses reconociendo su edad: no es más que un crío atrapado. Ahí se rompe tanto la sorna cómica, como el espíritu aventurero, y entramos en zona estrictamente dramática.

    Para mí, es la secuencia clave de la película. La película habla de los adolescentes y su circunstancia. De esa compleja edad donde eres mitad niño mitad adulto, de esa fuerza innata que se tiene, del poder que llegan a alcanzar, especialmente cuando se juntan con los amigos. De lo importante que es que los adultos estén atentos a ellos, que se preocupen por su bienestar. Porque toda esa energía que tienen es tan fuerte que es muy sencillo que acabe liberándose en la dirección errónea. Al arrancar la película toda esa energía está canalizada en sentido negativo, pero luego, gracias a los marcianos asesinos, todo eso cambia. Además, claro, está el sentido del juego. Los adolescentes son tremendamente divertidos, tienen un sentido de la ironía tremendamente afilado. Ellos encaran el mundo con humor y con valor, porque deben demostrar a los otros adolescentes que ellos son fuertes, que no tienen miedo. Y aun así es una de las etapas más difíciles de la vida. Así que ese es el momento clave: vemos como Moses, en el fondo, no es más que un niño que se ha visto obligado a convertirse en un adulto para poder protegerse de la dureza de la vida en su barrio. Es pura supervivencia. Así que llamarle "demonio" o "malvado" es algo erróneo, porque no es más que un crío del que la sociedad se ha desentendido, cuando lo que debería haber hecho es ayudarle. Pero no quiero ponerme tan serio… ¡la película va de aliens con mandíbulas fosforescentes!

    Toca preguntar lo obvio: ¿Crees que tu película forma parte del revival ochentero que vivimos?

    No creo que 'Attack The Block' sea una película nostálgica. Está hecha pensada para que la vea la gente joven y, hay que entender, que los adolescentes del presente no vivieron en los ochenta. Quizás han visto las películas de entonces en televisión pero ellas nunca serán tan importantes para ellos como lo fueron para toda la gente de mi generación. Así que eso es lo más importante: quiero que 'Attack The Block' se signifique a sí misma, que no se adjunte a ninguna moda o tendencia. Otra cosa es evitar lo imparable: está claro que ahora hay una nueva generación de guionistas y directores que eran adolescentes en los ochenta, que crecieron con el cine que más y mejor pensaba en los jóvenes. Mira, yo tenía 7 años cuando vi 'Star wars', 9 en 'Encuentros en la tercera fase (Close Encounters of the Third Kind)', 12 en 'E.T. El extraterrestre (E.T. The Extra-Terrestrial)', la edad perfecta para 'Rebeldes (Outsiders)', 'La ley de la calle (Rumble Fish)' y 'En busca del arca perdida (Raiders of the Lost Ark)'… Cuando yo era joven parecía que cada año había una obra maestra. Era la era del pop, de la fantasía, de los actores jóvenes, del marketing más explosivo… Ahí había un equilibrio realmente exquisito. Para cuando llegaron los 90 el marketing ya se había comido al cine. Pero ahí queda esa década con esos grandísimos directores: Lucas, Spielberg, Coppola, Scorsese, Dante, Hill… todos ellos haciendo películas sobre y para la juventud. En los tiempos actuales todo es mucho más conservador, pero en los ochenta había más libertad, más riesgo. En Indiana Jones a la gente se les derretía la cara y en 'Gremlins' metían a un bicho en el microondas… ahora no creo que se pudieran hacer esas cosas.

    Alejandro G.Calvo

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