En medio de una crisis social y política, el secretario del principal partido político de la oposición, Enrico Oliveri (Toni Servillo), decide huir antes de que se inicien las próximas elecciones. Sabe que está perdiendo votantes y la presión le puede. Su ayudante no sabe cómo explicar su ausencia y decide que su hermano gemelo -también Servillo-, que acaba de salir de un centro psiquiátrico, se haga pasar por él. Ese es el punto de partida de Viva la libertà, una película a medias entre el drama y la comedia que se estrena este viernes 23 de mayo. El actor Toni Servillo, que se ha convertido en un indispensable del cine italiano con su interpretación en La gran belleza, habla con SensaCine de su último proyecto en el que ha dado vida a dos hombres muy distintos.
¿Se puede hacer un cine comprometido que a la vez sea divertido?
No lo sé. Creo que en esta película lo hemos demostrado. Se ha aplicado el mecanismo de la comedia y su ligereza a un tema tan aburrido como es la política, y creo que lo hemos conseguido.
¿Cómo afrontó la dualidad de interpretar a dos personajes tan distintos?
He intentado evitar los virtuosismos y centrarme más en los matices.Y lo he hecho para que el espectador piense en el otro gemelo cuando se fije en uno de los personajes... y viceversa. Mi intención era que un personaje naciera del otro.
¿A cuál de los dos personajes se siente más cercano?
He amado a los dos intensamente, profundamente e indistintamente. Creo que haber amado más a uno que a otro hubiese sido un error. Y el espectador ama a los dos personajes de la misma manera.
¿Cree que la actitud de Enrico en la película es cobarde o necesaria?
No es cobarde. Se aleja de la política con decisión y vuelve e intenta recuperar su vida, su vieja afición del cine y también su primer amor, para salir de esa prisión en la que se había metido con la política.
¿El cine italiano tiene un alto nivel de compromiso o es Toni Servillo el que tiene el compromiso de elegir los proyectos?
Se trata de la suerte que he tenido el último año; la de poder participar en películas que hoy en día se están haciendo en Italia con la vuelta del cine político. No es mérito mío (Risas).
¿Por qué cree que en España no existe ese cine político que tienen en Italia?
Será porque no tenéis la misma tradición que tiene el cine italiano. Podría estar ahí la explicación. A lo mejor tenéis que inaugurar esta tradición en España, que en Italia es muy fuerte.
Viva la libertà tiene muchos aspectos de comedia, pero también cierta seriedad…
Que se vea de tal modo, quiero pensar, es por la fuerza de la película; una fuerza que reside en el equilibrio entre lo dramático y lo cómico.
La película trata de la pérdida de la fe de la gente en los políticos. ¿Cree que si muchos políticos del mundo fuesen como Giovanni, más sinceros, no habría tal desconfianza?
Todos los políticos que han visto la película la han visto como una comedia, pero esperando que algo así pueda ocurrir. No es una película problemática, sugiere unos pensamientos que todos hemos tenido. Todos tenemos expectativas, al fin y al cabo. Por ejemplo, cuando fue votado Barack Obama.
El personaje de Giovanni dice en la película que los políticos son mediocres porque también los electores son mediocres…
Es la verdad (Risas). Hemos tenido a Berlusconi durante 20 años porque muchos italianos han votado a Berlusconi.
Respecto a la obra de teatro Voces desde el interior, que usted dirige en Madrid, ya se han vendido todas las entradas antes del estreno. ¿Cómo le hace sentir eso?
Es una gran satisfacción. Un momento de alegría. Cuando uno comienza a hacer teatro hace 17 años en una pequeña ciudad de provincia y luego viene aquí, a una gran ciudad europea, sólo puede sentir alegría y satisfacción. Pero también siento una gran responsabilidad de mantener y cumplir con las expectativas.
¿Quién ha hecho más por Toni Servillo?, ¿el hombre del teatro o la estrella de cine?
En el teatro es donde experimento y averiguo el sentido de este oficio: el de actor.