La tercera película como director de Cédric Anger es la que le ha permitido sacar la cabeza fuera de su Francia natal. Mezcla bien equilibrada entre thriller, drama y las películas clásicas de asesinos en serie, La próxima vez apuntaré al corazón es una cruda historia basada en hechos reales sobre un gendarme homicida cuyos crímenes conmocionaron a la opinión pública francesa de finales de los setenta. La película, catalogada por la prestigiosa revista francesa de cine Mad Movies como el mejor filme francés de género en muchos años, se beneficia de un Guillaume Canet en estado de gracia como el serial killer Franck Neuhart.
Sensacine ha podido hablar con el director francés en el pasado Festival de Sitges, lugar al que acudió Anger para presentar la película. Este es el resultado de la charla que mantuvimos con él.
La próxima vez apuntaré al corazón parte de un caso real que sucedió en Francia a finales de los años setenta. ¿Hasta qué punto su película sigue lo que de verdad pasó?
Fue una historia real. La he respetado porque hay un juez, un abogado, víctimas de verdad y el asesino está en un centro psiquiátrico. La película se parece mucho a la realidad, pero hay algunas escenas inventadas. El personaje de Sophie, por ejemplo. Sabía que el asesino había tenido una aventura con la chica que limpiaba su apartamento, sabía que habían pasado una noche juntos, que le había pedido matrimonio, y que la trataba muy mal. Así que, escribí una pequeña historia con esos elementos. El caso en Francia no es muy conocido porque el gobierno francés, al ser el asesino un gendarme, le daba vergüenza publicitarlo. Fue muy interesante mientras estaba escribiendo el guion comprobar que los periódicos de la época hablaban del caso cuando no tenían contenidos para luego olvidarlo en muy poco tiempo.
Guillaume Canet es el encargado de poner cara a Franck Neuhart, el asesino en serie que cometió los crímenes. Es el papel más arriesgado de su carrera. ¿Este personaje tan oscuro fue fácil para Canet?
No fue difícil, a Guillaume le apetecía mucho hacer este personaje. En Francia está acostumbrado a hacer papeles de hombres encantadores en comedias. Como director tenía dos opciones: elegir un actor completamente desconocido o cogerle a él y hacerle trabajar como si fuera un desconocido. Fue un gran reto para Guillaume. Le dije: voy a rodar contigo como si fuera tu primera película. Guillaume sabía muchas cosas sobre este caso y para mí fue fácil. El guion es mío así que le podía explicar el sentido de todas las frases y secuencias si le surgían dudas en el set. Escribir el personaje e interpretarlo es el mismo trabajo, tienes que ser ese hombre, tienes que ser esa persona.
Rodamos la película muy rápido y no teníamos tiempo para pensar, se trataba más de sentir las sensaciones y eso me gustó. No me apetece coger a un intérprete y decirle, mira es un monstruo, para mí era muy importante tener a un actor que no tuviera demasiada expresión en la cara, que fuera un tipo encantador. Tenía que ser así porque el asesino del caso real era un hombre normal y tenía éxito con las mujeres; sus amigos y familiares le preguntaban, ¿por qué no tienes ninguna novia? eres un tío guapo, encantador.
Una de las cosas más perturbadoras de su película es que no explica qué le pasaba a Franck Neuhart por la cabeza para cometer esos crímenes brutales. Esa falta de porqués lo hace todo más terrorífico. ¿Está de acuerdo?
Bueno, damos algunas pistas porque de hecho existen. Estaba frustrado, no sabía cómo gestionar su deseo hacia las mujeres. Es un hombre que no encuentra su sitio en la sociedad y decide ser un héroe de manera errónea, quiere existir en la visión de los otros, pero no puede gestionar bien su existencia; decide ganarse un puesto en la sociedad pero lo hace mal. Mi idea era seguir únicamente al personaje, iluminarlo de una forma determinada, pero no dar una explicación de porqué hizo aquellos asesinatos. Hice la película así, porque los expertos, los psiquiatras, y los jueces no sabían la razón de los crímenes, así que yo como director no podía dar una respuesta a esa pregunta. El personaje de Franck Neuhart no es un asesino profesional, podía fracasar en sus asesinatos. Es muy ordinario, cotidiano, y eso era muy interesante. Presentarle en las primeras secuencias de noche en su casa… Todo es muy misterioso y no mostramos su cara hasta que le vemos como un policía. A medida que la película avanza, conocemos más sobre su vida.
¿Llegó a empatizar alguna vez con el personaje de Neuhart?
No empaticé pero no quise juzgarlo. Si hago una película sobre un personaje tengo que defenderle, quererle; me gustan los personajes que suponen un reto. De alguna manera es como en la obra maestra de Fritz Land M, El vampiro de Düsseldorf en la que seguimos a un asesino y sentimos dolor por él. Cuando la mafia y los policías le quieren juzgar y él explica que no puede evitarlo sentimos dolor por el personaje, es como si fuera un niño. Yo buscaba este tipo de sensación cuando escribí el guion. Mi manera de hacerlo fue buscando cosas en común entre él y yo. Utilicé mi propio pasado, recuerdos de mi infancia de cuando crecí en un pueblo pequeño en un área rural con un paisaje gris, lluvioso… A veces utilizo mis propios recuerdos, es extraño pero es así. A Guillaume al final le acabó gustando el personaje, y le dio pena dejarlo cuando grabamos el último plano de la película.
¿Tuvo en mente otras películas sobre asesinos en serie a la hora de preparar La próxima vez apuntaré al corazón?
No vi películas de asesinos en serie durante la preparación, aunque había visto hacía años Henry, retrato de un asesino y Maniac, filmes que me apasionan. Mi personaje tenía que ser más ordinario; no le gusta la sangre ni la violencia, le dan miedo ese tipo de cosas, y eso es que lo me interesaba: mostrar un asesino que no disfruta asesinando. La película trata sobre el dolor de ese personaje, de hecho he intentado utilizar la música para explicar el dolor y el sufrimiento que siente. Normalmente el dolor es para las víctimas, pero yo he decidido que el sufrimiento lo viva el asesino. Vi algunas películas pero trataban más sobre la soledad, Taxi Driver, La conversación, El silencio de un hombre…
Los asesinatos en la película están mostrados casi en off. ¿Fue una decisión de puesta en escena?
En la película hay tres asesinatos y queríamos que cada uno de ellos fuera distinto. Me gusta estar cerca del personaje, no de la acción. Me interesa cómo se siente el personaje con el asesinato, lo difícil que es matar a una persona. Hay una película de Hitchcock, Frenesí, en que el asesino coge a una chica y la mete en una bolsa con patatas, es una secuencia muy larga, como la de Paul Newman en Cortina Rasgada. No es fácil matar a alguien. Él quiere ser un asesino en serie pero no puede porque no es fácil serlo.
El romance que presenta La próxima vez apuntaré al corazón es enfermizo. ¿Cómo lo prepararon Guillaume Canet y Ana Girardot?
Les dije que eran dos polos. Ella es una persona triste, melancólica, no encuentra un sitio feliz en el mundo y se esconde. Es una outsider de la sociedad, muy cercana al asesino, ya que tienen cosas en común. Lo interesante aquí es que ella está ciega, está enamorada, y él idealiza a las chicas jóvenes. La idealización y la manera en la que ven las cosas son similares. Su problema es la realidad, no saben quiénes son sus enemigos.
¿En qué proyectos se encuentra trabajando actualmente?
Acabo de finalizar un guion para André Techiné y ahora mismo estoy escribiendo una historia sobre la industria pornográfica francesa de los años ochenta. Es una mezcla entre Boogie Nights y Hardcore: un mundo oculto. Está basada en una historia real, la de un policía que investigó ese mundo y acabó perdiendo la cabeza. Es una comedia en la primera parte y luego una crónica sobre el fracaso personal de un hombre.
