Su papel como Bonnie en Jóvenes y brujas, junto a Scream y la serie Cinco en familia la convirtieron en una de las actrices más exitosas de los 90, pero poco a poco fue perdiendo popularidad. A comienzos de los 2000, Campbell se abrió paso en el mundo del teatro en el West End de Londres y participó en filmes independientes como When Will I Be Loved.
La película sobre las estudiantes que practicaban magia negra se convirtió en un fenómeno entre los adolescentes.