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    Buscando a Dory en las profundidades de Pixar: 12 curiosidades de la película comentadas por sus creadores

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    7. Hank, el personaje más complejo de Pixar.

    Jason Deamer, director de arte de personajes, no tiene ninguna duda. "Hank es el personaje más difícil que hemos hecho pero también el más divertido". Lleva trabajando en Pixar casi dos décadas pero nunca había dibujado un pulpo. Sea como fuere, la necesidad le ha permitido descubrir un universo muy interesante. "Son animales fantásticos. Imitan la superficie que toca su piel, e incluso la forma de nadar de otras especies". Dicho sea de paso: reflejar eso en la pantalla fue una absoluta pesadilla.

    Patrones, colores, brillos, texturas... Las asombrosas capacidades de los pulpos -movilidad y flexibilidad a la hora de colarse en distintos recipientes, como verás en la película- hicieron que Hank tuviera el apodo del "superhéroe reacio". También querían que fuera "amistoso", "cascarrabias" y un poco 'mayorcete'. Para ello se inspiraron en Bud Luckey, diseñador de personajes en títulos del estudio, como Toy Story, Bichos, Monstruos S.A. o Los Increíbles. Su voz de lujo hace el resto, ya que se trata de la de Ed O'Neill, conocido por su papel del no menos quisquilloso Jay Pritchett de Modern Family.

    8. ¿Un algoritmo para el movimiento?

    Reproducir los movimientos de los tentáculos de Hank y sus distintas propiedades era todo un galimatías. Pixar ya tenía experiencia con el tema, en concreto por una escena de Monstruos University con la maniática bibliotecaria. Pero como aclara Jeremie Talbot, supervisor de personajes, "era algo secundario". Tomaron a la sinuosa serpiente Kaa de El libro de la selva como referencia y, partiendo de ahí, pensaron en temas como la curvatura, el movimiento, la forma de reptar y desplazarse. ¡Crearon hasta un algoritmo matemático! El camuflaje fue otra historia y, según Talbot, no tuvieron que inventar la rueda y sencillamente implementaron las leyes de la naturaleza. Practicaron con pulpos, sí.

    Por su parte, el supervisor de animación Michael Stocker estaba entusiasmado y asustado por igual ante el desafío de dar vida al comportamiento del escurridizo personaje, experto en desaparecer gracias a sus técnicas de camuflaje y ansioso por disfrutar de una vida tranquila en soledad en un acogedor acuario de Cleveland. "Es muy difícil explicar cómo funciona". Para empezar, le buscaron los 'codos' y se hicieron la siguiente pregunta: "¿Qué puede y qué no puede hacer Hank?". "¿Puede caminar sobre dos tentáculos recogiéndose el resto del cuerpo? Eso parecía una locura", confiesa Stocker. Al final llegaron a la conclusión de que no era necesario que moviera todos los tentáculos. No había que enseñarlo todo. "Queríamos que fuera más orgánico. Como un músculo". Tardaron entre seis y ocho meses en tener lista su primera secuencia. "Fue como aprender a conducir". Primero la hacían sin tentáculos y después los añadían, tanto fuera como dentro del agua. Parece fácil, pero nada de eso.

    9. "Un anciano con un bigote"

    Si con las ventosas resultó más sencillo -diseñaron un 'software' específico-, la boca de Hank fue harina de otro costal. Los pulpos reales tienen boca, claro que tienen, pero esta se esconde bajo su cuerpo. "¡Así no podíamos expresar con la boca!", recuerda Stocker. Después de buscar 1.001 alternativas, se decantaron por incorporar unos pliegues en la parte inferior. El resultado final quedaba como un simpático mostacho que se movía cuando Hank hablaba. "Es como un anciano como un bigote".

    Ya te hemos contado que la historia en Pixar siempre es lo primero. Todos los personajes tienen que tener su personalidad bien definida y demostrarla en pantalla. En el caso de Hank, y como no dispone de boca 'per se', sus ojos adquieren una enorme importancia. Pero ahí no acaban sus habilidades. Sus 'poderes' de camuflaje lo convierten en un maestro del disfraz: apaga las luces cuando entra en las habitaciones y hasta 'se transforma' en una planta con la ayuda de una cafetera para no ser descubierto.

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