Detestaba Star Wars
En 1977 consiguió el que sería el papel de su vida, el de la Princesa Leia en la saga de La Guerra de las galaxias. Fue tanta la fama que alcanzó, que acabaría minando el resto de su carrera profesional. Algunas de las anécdotas que cuenta en su biografía es que al principio odiaba trabajar con George Lucas y que no le agradó llevar su conocido bikini dorado en el El retorno del Jedi.
Se presentó a audiciones para Taxi Driver, El precio del poder o Superman
La actriz intentó trabajar en otras conocidas producciones pero no obtuvo los resultados deseados. Intentó conseguir el papel de Iris en Taxi Driver –que al final encarnaría una joven Jodi Foster-, el de Carrie en la película del mismo nombre de Brian De Palma, Lois Lane en Superman –finalmente para Margot Kidder-, o el de Elvira Hancock en El precio del poder, que fue para Michelle Pfeiffer. También intentó dar vida a la protagonista de La princesa prometida -finalmente interpretada por Robin Wright- y en Cuando Harry encontró a Sally tuvo que conformarse con un papel secundario.