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    Paula Beer ('Frantz'): "François Ozon sabe perfectamente qué es aquello que quiere contar"

    La última película del director de 'En la casa', también con Pierre Niney en el reparto, se estrena este viernes 30 de diciembre en los cines españoles.

    Tras En la casa (2012), Joven y bonita (2013) y Una nueva amiga (2014), y mientras graba L'amant double para estrenarla el año que viene, el francés François Ozon vuelve a la carga este viernes 30 de diciembre con el estreno de su último largo, Frantz, una nueva versión de Remordimiento (1932) de Ernst Lubitsch. El omnipresente y magnético Pierre Niney se mete en la piel de Adrien Rivoire, y a este lo acompaña la jovencísima Paula Beer (Berlín, Alemania, 1995), con quien pudimos hablar en la pasada edición del Festival de Cine de San Sebastián de Ozon y de este nuevo paso en su carrera.

    Frantz, para la que François Ozon escogió a Paula Beer por su parecido con Romy Schneider y por la melancolía que transmitía, nos transporta al desenlace de la Primera Guerra Mundial. Tras la muerte en combate de su prometido en la batalla, Anna (Beer) mantiene su estado de viudedad en una pequeña villa alemana en compañía de sus suegros. Pero un buen día se presenta un hombre enigmático, Adrien (Niney), un antiguo soldado francés que dice ser amigo de Frantz pero, ¿se conocían realmente?

    ¿Por qué te llamó la atención el proyecto?

    Fui al 'casting' y no tuve demasiado tiempo para preparar el papel. En aquel momento no había leído el guion, así que no sabía demasiado sobre la historia. Pero después conocí a François Ozon y, obviamente, tiene un nombre en Alemania. Sabes perfectamente quién es. Lo conocí y me cayó muy bien. Me llamó para decirme: "Paula, tú serás quien interprete a Anna". Y fue entonces cuando recibí el guion. Lo leí y pensé: "¡Guau! ¡Es increíble!". Tenía muchas ganas de contar esta historia.

    ¿Cómo fueron tus conversaciones con Ozon?

    François trabaja de una forma muy ágil; sabe perfectamente qué es aquello que quiere contar. Y supongo que en mí vio lo que necesitaba para el personaje. Pero si quieres llamarlo así, he tenido mucha libertad. Durante el rodaje, nos dejó jugar y probar cosas. Él sabe exactamente lo que quiere y qué estilo quiere al final para su película pero también estaba muy interesado en saber qué pensaban los actores. Estaba justo tras la cámara. Nunca había experimentado esa relación tan estrecha con un director.

    ¿Qué clase de investigación hiciste?

    Pienso que era necesaria porque en Alemania se habla mucho de la Segunda Guerra Mundial, pero no tanto sobre la Primera. Por supuesto, sabía cosas sobre aquella época, pero no demasiado. Y con este personaje, de hecho, he tenido la oportunidad de redescrubrir ese tiempo. Conoces los hechos pero no estás conectado con las personas que los vivieron. Con Anna pude entender a las chicas de esa era y ver todo desde su perspectiva. También investigué para entender qué había significado el pasar por una guerra para el país y para las pequeñas ciudades. Hay películas, fotografías... Leí diarios de personas de aquellos años... Había mucho material que consultar para poder captar esa atmósfera.

    ¿Qué opinas de los cambios de color a blanco y negro en el filme?

    Creo que fueron unas dos o tres semanas antes del rodaje cuando François decidió que la íbamos a rodar en blanco y negro. Pero también dijo: "Habrá algunas escenas en color". Al principio, en la escena del baile, querían que mi vestido pasara a ser rojo. Pero al final no lo hicieron. Cuando estábamos rodando, no sabía qué iba a quedar al final en color y qué no. No nos influyó al actuar.

    ¿Has utilizado algo de ti misma para el papel de Anna?

    No me gusta. Sé que muchos actores lo hacen y sé de lo que hablo porque yo también lo he intentado. Para mí, actuar sigue siendo ese juego de niños que consiste en sacar algo de dentro y hacer cosas diferentes; ese proceso misterioso a través del cual puedes sentir las emociones desde otro punto de vista. En la escena en la que Anna llora, yo puedo sentir lo triste que está, el dolor que experimenta y los pensamientos que circulan por su cabeza, la sensación de pérdida; todo. Pero de pronto dicen "corten", y todo eso desaparece. Simplemente vuelvo a ser Paula. Ya no soy Anna. Me gusta saltar a ese mundo y no necesito que haya una conexión con mi vida. Quiero que sea mi personaje el que dé un paso al frente.

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