Lo más Cannoise
Claire's Camera, una de las dos películas de Hong Sang-soo en la Sección Oficial, un pequeño divertimento rodado en la ciudad francesa durante el festival del año pasado en que oímos a Isabelle Huppert diciendo 'Oh, es la primera vez que estoy en Cannes'.
Lo más confundible
El título de la película de Lynne Ramsay con Joaquin Phoenix You Were Never Really Here. ¿O era I Was Never Really Here? ¿You Will Never Be There? ¿You Have Never Been There? ¿You Were Really Never There?
Lo más neoyorquino
Wonderstruck de Todd Haynes es una de las aproximaciones más bellas y originales a Nueva York de la historia del cine, una oda a la ciudad y a la fascinación que produce . Haynes filma como si fuera la primera vez localizaciones tan recurrentes como el Museo de Historia Natural y nos descubre rincones insólitos como el Museo de Queens y su Panorama de la ciudad.
Lo más simiesco
La performance que se monta un actor en una fiesta de la high cultureta de Estocolmo en The Square, llevando al extremo la idea del hombre primitivo. No es la única "monada" del film, puesto que el personaje de Elisabet Moss convive con un chimpancé como mascota.
Lo más brutal
Buena parte de las películas de Cannes 2017 se dan codazos para optar al título más crudo, violento, desolador o brutal. Hasta el punto que se ha hablado de cine de la crueldad...
Lo más hermoso
La escena del taxi en The Day After de Hong Sangsoo en que la protagonista contempla caer la nieve.
Lo más corporal
Las esculturas de Rodin en la película que lleva su nombre de Jacques Doillon fijan la vida a través de los gestos y movimientos de los cuerpos, y no por los rostros.
Lo más autoirónico
Que en una película que se titula The Killing of a Sacred Deer donde, por supuesto, no aparece ningún ciervo, uno de los personajes suelte, tras una acción sangrienta, un “no es un metafórico, no es simbólico”.
Lo más funcionarial
Esos personajes de A Gentle Creature siempre con el vuelva usted mañana/”computer says no” como respuesta.
El mejor final
El de Let the Sunshine In de Claire Denis, que aguanta durante varios minutos una charla en apariencia trivial sobre asuntos amorosos entablada por dos grandes del cine francés, Juliette Binoche y Gérard Depardieu. Y hay que reconocerle a Michael Haneke que el the end de Happy End es lo mejor de la película, con la escena del karaoke.