"Será mejor que te sujetes bien, mono araña" (Crepúsculo, 2008)
Si no eras adolescente, es probable que en el 2008 el fenómeno Crepúsculo no te causara más que desprecio y miradas de superioridad, al mismo tiempo que no podías evitar encontrar realmente divertidos muchos de sus diálogos. La primera película de la saga, dirigida por Catherine Hardwicke, sentó el tono del resto de entregas, llena de personajes taciturnos e intensos que, de repente, le soltaban lo del mono araña a su amada (Kristen Stewart) y acababan con cualquier seriedad posible. No podemos estar en contra de algo así.
"Estoy jodido. Tengo más sombras que luces" (Cincuenta sombras de Grey, 2015)
Las novelas de E.L. James surgieron como un 'fanfic' de la saga literaria de Stephenie Meyer, de modo que había pocas posibilidades de rebajar los niveles de humor involuntario que ya reventaran las películas de Crepúsculo. Esta vez, el hecho de que una frase así se encontrara íntegra en las páginas no impidió que esta frase constituyera la excusa más extraña posible para justificar el título del film de Sam Taylor-Johnson. Del "Yo no hago el amor, yo follo... duro" mejor no hablamos.