Dune (David Lynch, 1984)
Apenas siete años después del batacazo de Bakshi, un David Lynch que acababa de ganarse el respeto de los críticos con El hombre elefante fue puesto al mando de una película que quería igualar el impacto conseguido por Lucas con Star Wars. Dado que el material de partida era una aplaudidísima y muy influyente novela de Frank Herbert la cosa prometía, y el único problema parecía radicar en el poco entusiasmo del director estadounidense ante la perspectiva de ser mangoneado por un gran estudio.
Universal Pictures
Sin embargo, Lynch transigió gracias a la promesa del productor Dino DeLaurentiis de financiarle su siguiente película si llevaba Dune a buen puerto. Y la película, en efecto, consiguió ser estrenada tras multitud de problemas, pero con un fracaso de crítica y público tan enorme que cualquier tentativa de llevar a cabo una segunda parte -atendiendo al canon, titulada El mesías de Dune- fue sofocada... aunque al menos Lynch pudo dirigir la prodigiosa Terciopelo azul. Hoy, parece que la obra de Herbert también ha llamado la atención de Denus Villeneuve, y veremos una nueva versión de un momento a otro.
Master and Commander (Peter Weir, 2003)
En 2003 los espectadores nos tuvimos que debatir entre dos propuestas aparentemente similares pero que no podían tener un fondo más distinto. Una era Master and Commander, basada en las novelas de Patrick O' Brian, y otra era Piratas del Caribe. La maldición de la Perla Negra, que se inspiraba en... una atracción de Disneyland. El público se decantó por la segunda opción, dándole la espalda a un film mucho más serio, comprometido con el rigor histórico, y al que no le interesaba tanto la acción desatada como las relaciones de sus personajes.
20th Century Fox
Así, la amistad entre el Capitán Jack Aubrey y el doctor Maturin vertebraba una narración pausada cuya producción, sin embargo, echaba el resto en cuanto a la construcción de navíos reales y un vestuario convincente. Al final, la escena del dueto de cuerda entre los dos protagonistas funcionaba mejor que cualquier batalla naval, pero el público ya había elegido, y las otras veinte novelas de Aubrey-Maturin fueron dadas de lado en beneficio de las cinco películas que llevamos ya de Piratas del Caribe.