Oldboy (Park Chan-Wook, 2003)
Muchos descubrieron el cine coreano gracias a la Trilogía de la Venganza de Park Chan-wook, entre cuyas películas destacaba por méritos propios Oldboy. El mero punto de vista de esta película, basada en la novela gráfica del mismo nombre de Garon Tsuchiya y Nobuaki Minegishi, prometía emociones fuertes: un buen día, Oh Daesu (Choi Min Sik) era secuestrado y encerrado en una extraña habitación provista únicamente de una tele. 15 años después, es liberado, y aunque conoce el responsable debe resolver un misterio aún más peliagudo: por qué lo hizo.
Lolafilms
La genialidad de Oldboy -y a partir de aquí mejor que dejéis de leer en vista de futuros SPOILERS- es que no se limita a tratar la venganza de Oh Daesu: al fin y al cabo, su viaje tiene más que ver con los 'thrillers' de misterio. Bien al contrario, cerca del clímax vamos descubriendo que todo forma parte de una enfermiza venganza llevada a cabo por Lee Woojin (Tae Yoo Jii), que ni siquiera se ha consumado con el cautiverio de su víctima: esto sólo pasará cuando Daesu descubra que, por culpa de su plan y su temprana salida de la prisión, se ha acostado y enamorado de su propia hija. Sí, es tan fuerte que ni siquiera el momento posterior en que se amputa la lengua para no volver a ser un chivato -el motivo detrás de todo- logra eclipsar dicha revelación.
Irreversible (Gaspar Noé, 2002)
La película más terrible de las que veréis en esta lista -al menos hasta que llegue Lánthimos- pertenece a Gaspar Noé, que a principios de siglo horrorizó al panorama cinéfilo con Irreversible. Narrada en orden inverso -al estilo de Memento-, la película se centra en la venganza que llevan a cabo Marcus (Vincent Cassel) y Pierre (Albert Dupontel) contra quienes creen que han violado a la novia del primero y exnovia del segundo: Alex (Monica Bellucci). En función a esto, los amigos van frecuentando ciertos clubs e interrogando a varias personas haciendo uso de la violencia.
Vértigo Films
Sin embargo, lo peor de Irreversible es que las mayores angustias no están provocadas por los actos de los protagonistas, sino por las "sorpresas" que nos depara la peculiar estructura del film. Y es que el final lo constituye la violación misma que desencadenó la trama: un insoportable plano secuencia de nueve minutos, en los que el espectador descubre angustiado que los protas... (SPOILER) mataron al hombre equivocado, y que el auténtico violador sigue vivo y libre.