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    Sergei Loznitsa ('Donbass'): "El arte es lo único que tenemos para sobrevivir en estos tiempos convulsos"

    El cineasta presenta un crudo filme episódico sobre la realidad de Ucrania, galardonado en el Festival de Cannes y en el Festival de Cine Europeo de Sevilla.

    El director ucraniano Sergei Loznitsa despuntó como cineasta con una serie de documentales de corte poético, de The Settlement (2002) a Blokada (2006), pero en los últimos cinco años su cine se ha centrado en la historia reciente de Ucrania y Rusia. Maidan, por ejemplo, se ocupó de los disturbios civiles de 2013 y 2014 en la plaza central homónima de la capital ucraniana; The Event habla del fallido golpe de estado comunista contra Gorbachov utilizando imágenes de archivo; A Gentle Creature es una historia sobre una mujer contra un sistema corrupto; y, finalmente, Donbass, que se estrena el jueves 18 de abril en nuestras salas, aparece como un fresco sobre la decadencia de la moralidad humana en tiempos de guerra. 

    Con Donbass, un desfile episódico que relata el actual conflicto entre Ucrania y Rusia tras la ocupación del este del país por parte del gobierno de Putin, Loznitsa modula una película cruda, con momentos de humor absurdo y otros de terror absoluto, con la que nos habla de la deshumanización, de la propaganda sin límites éticos y de la espiral de violencia a la que se asoma el siglo XXI. El cineasta, que recibió el premio a la mejor dirección de Un Certain Regard en la pasada edición de Cannes y el premo a la mejor película en el Festival del Cine Europeo de Sevilla, atiende a SensaCine con motivo del estreno de Donbass.

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    Todas tus últimas películas comparten un compromiso político con la historia reciente de tu país muy marcado, incluido tu último trabajo 'Donbass'. ¿Qué te interesa contar a la hora lidiar con temas de ese calado?

    Sergei Loznitsa– ¡Creo que me estás pidiendo que me convierta en mi propio psicoanalista, porque para responder a esta pregunta debo someterme a un análisis y establecer lo que es precisamente en mi psique lo que me atrae a estos temas! Bromas aparte,  en lo que a mí respecta, el arte siempre es político. Me siento atraído por estos temas porque lo que está sucediendo son acontecimientos de una relevancia absoluta en la historia del presente post-soviético. También hablo del pasado soviético, porque hay muchos capítulos sobre los que aún no se ha reflexionado, analizado y se ha entendido. A diferencia del nazismo, el estalinismo nunca tuvo su "juicio de Nuremberg". Millones de víctimas del terror soviético nunca han sido reconocidas adecuadamente e incluso hoy en día se construyen monumentos a Stalin en la Rusia contemporánea, y muchos ciudadanos rusos consideran que Stalin fue un "administrador eficiente" y uno de los más grandes líderes de la nación. El problema es que la verdad sobre el pasado aún no se ha contado, por lo que este pasado vuelve a atormentarnos. Al respecto, me gustaría recomendar el libro de Alexander Etkind Warped Mourning: Stories of the Undead in the Land of the Unburied, en el que describe esta problemática sobre la memoria cultural e histórica post-soviética. Supongo que siento la necesidad de descubrir el pasado para enterrarlo para siempre...

    El guión de 'Donbass' está basado en videos de aficionados, grabados por los vecinos de la zona de Donbass y subidos a YouTube durante las primeras etapas de la guerra, en 2014-2015.

    ¿Por qué decidiste darle a 'Donbass' una estructura episódica? Además, tengo entendido que todos los capítulos de la película se basan en historias reales, en videos grabados por personas y luego subidos a YouTube o otra plataforma de Internet. ¿Cómo llegaste a saber de la existencia de esos videos?

    Sergei Loznitsa–  El guión de Donbass está basado en videos de aficionados, grabados por los vecinos de la zona de Donbass y subidos a YouTube durante las primeras etapas de la guerra, en 2014-2015. Así, aparte de las escenas de apertura y cierre de la película, todos los episodios son una recreación ficticia de material documental. Cuando comenzó la guerra en Donbass, estaba siguiendo muy de cerca los acontecimientos y, por supuesto, Internet se convirtió en mi principal fuente de información. Algunos de los videos me sorprendieron tanto que me di cuenta de que necesitaba hacer una película. El punto de partida fue el video de una multitud, golpeando a un soldado ucraniano encarcelado, atado a una farola. Una de las personas que participó en las palizas, estaba filmando todo, y luego subió el video a YouTube... Mi idea fue presentar una colección de episodios que describiría el territorio desde muchas dimensiones diferentes. No necesitaba un protagonista o un grupo de protagonistas, ya que esto habría impuesto cierta restricción en la narrativa, que no necesitaba. Además, no quería centrarme en una historia de vida y el destino de una persona específica. Lo que me preocupaba, era la "condición humana" en general. Al decidir sobre la estructura de la película, supongo, me inspiré en El fantasma de la libertad, de Luis Buñuel.

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    'Donbass' es una película de tomas muy largas que atrapan al espectador. Al mismo tiempo, has trabajado con actores no profesionales. ¿Cómo lograste el equilibro entre esta idea de inmersión naturalista y realista, y la calidad coreográfica de la película?

    Sergei Loznitsa– El desafío artístico fue reproducir escenas "documentales" en una película de ficción. Así que, por un lado, traté de seguir los videos de aficionados lo más fielmente posible; por el otro, tuve que "escribirlos": agregar un poco de diálogo, pensar en solucionar algunas escenas, encontrar los finales de aquellos episodios cuyos vídeos originales no tenían... Además, contaba con la ayuda de mi camarógrafo, Oleg Mutu, quien es un perfeccionista. ¡La verdad es que yo también! Juntos decidimos desde el principio que deberíamos seguir todas las reglas de composición y estética. En algunos casos, creo que hemos tenido éxito. Hay otros que podrían mejorar. Por ejemplo, en la escena de la paliza ahora creo que hubiera sido más interesante haberla filmado con un teléfono móvil. Sobre las interpretaciones, en Donbass trabajan actores profesionales y actores no profesionales. En cada episodio, tengo personajes clave, interpretados por profesionales brillantes, y luego, alrededor de ellos, construyo un coro de extras no profesionales. En total, tenemos cerca de 60 actores profesionales en la película y unos 2.000 extras. 

    El desafío artístico fue reproducir escenas "documentales" en una película de ficción. Por un lado, traté de seguir los videos de aficionados lo más fielmente posible; por el otro, tuve que "escribirlos": agregar un poco de diálogo, pensar en solucionar algunas escenas, encontrar los finales de aquellos episodios cuyos vídeos originales no tenían...

    A pesar de la crudeza, hay un humor absurdo y fatalista en 'Donbass'.

    Sergei Loznitsa– Sí, de hecho, elegí lo grotesco como el género más apropiado para esta película. Necesitaba encontrar una forma de expresar esta extraña mezcla de tragedia y absurdo, y creo que la forma grotesca es la única en la que podría hacerlo. Además, el "elemento escenificado" –la propaganda, y las noticias falsas– juega un papel muy importante en la película y por lo tanto existe una brecha entre la realidad y la fabricación, entre los hechos y la especulación; algo que siempre tuve que tener en cuenta, porque era algo que quería reproducir en la película.

    Precisamente uno de los temas de 'Donbass' es la propaganda. Ahora que las noticias falsas están en la agenda global política y el periodismo ha de lidiar con ese escollo ¿cuál podría ser el papel del cine y cuál podría ser su compromiso con nuestro tiempo presente, en tanto que forma de arte?

    Sergei Loznitsa–  El arte y la educación son los únicos bastiones de resistencia que permanecen. Si queremos preservar nuestra civilización, si queremos preservar la civilización europea, debemos preservar el arte, promover el arte, estudiar arte y hacer arte. No solo cine, arte en general. El arte es lo único que tenemos para sobrevivir en estos tiempos convulsos. Joseph Brodsky afirmó, y estoy de acuerdo con él, "la estética es la madre de la ética". Y ahora te cito unas palabras de Brodsky extraídas de su discurso de aceptación del premio Nobel de literatura: “Solo diré que creo, no empíricamente, ¡ay!, pero solo teóricamente, que, para alguien que ha leído mucho de Dickens, disparar a su gusto en nombre de alguna ideología es más más problemático que para alguien que no ha leído Dickens”. Yo agregaría que para alguien que ha visto mucho Buñuel, Bergman o Bresson, es mucho más difícil matar a un ser humano que para alguien que no lo ha visto.

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